Los20del23: 09: UTOPIA de Travis Scott
El camino hacia la UTOPIA (2023) de Travis Scott ha sido uno de los más arduos que se recuerdan en el mainstream actual. Un camino que pasó por múltiples baches, dudas y tragedias, pero finalmente el camino vio su luz final, y la utopía se veía llegar.
La labor de curador de Travis está tremendamente desarrollada en UTOPIA (2023), un disco atiborrado de colaboradores estelares, tantos que es prácticamente imposible contarlos todos, pero que van desde Beyoncé a Bon Iver pasando por SZA, James Blake, y esto sin contar las estrellas de rap como 21 Savage, Westside Gunn o Playboi Carti asoman también por aquí aportando versos. Después, los samples pueden ser de gente tan improbable como Gentle Giant o Krzysztof Komeda. UTOPIA (2023) es un enorme paisaje musical, oscuro y mutante, que sorprende a cada rincón.
Camino oscuro, destino de luz
Tan oscuro es UTOPIA (2023) que el título parece hasta irónico. Cuenta Travis que la “utopía” es un estado mental al que “todo el mundo puede llegar”, incluso cada día. En su caso, parece un destino al que nunca termina de llegar, pues son varios los momentos en el disco en que Travis se reconoce sumido en esa misma oscuridad.
De hecho, la pista inicial, de espectaculares percusiones, ‘HYAENA’, suena distópica más bien. El trap psicodélico de ‘FE!N’ suena a mal viaje (en el buen sentido). Y ‘I KNOW?’ expone que Travis sufre una adicción a las drogas, que él reconoce y a la vez no: Prefiere vivir engañándose a sí mismo, aunque eso signifique no salir del infierno.
En todo momento el disco cumple como disco de rap blocksbuster gracias a unas producciones realmente espectaculares. ‘THANK GOD’ es un estupendo ejercicio de tensión que nunca se resuelve. Pero es que ‘MODERN JAM’ una producción de electro-rap de órdago, firmada por Guy-Man de Homem Christo, en realidad reciclada de la maqueta de ‘I AM A GOD’ de Kanye West, que se debe contar entre las mejores canciones de la carrera de Travis, gracias también al melódico verso de Teezo Touchdown, que hace pasar la canción del 9 al 10.
A James Blake le escuchamos hilando fino en ‘LOST FOREVER‘, todo un espectáculo de percusiones cavernosas; y ‘DELRESTO (ECHOES)’ es otra dignísima adición al repertorio de Beyoncé, que suena en su salsa rapeando.
Restaurante de lujo
Luego es cierto que, en el parque de atracciones que es UTOPIA (2023), a veces es difícil encontrar a Travis Scott. Y eso que él está… en todas partes. Pero sus colaboradores pueden quitarle protagonismo, como hacen Playboi Carti o Westside Gunn en sus respectivos temas.
Por no hablar de que la influencia de Kanye es tan palpable que ‘CIRCUS MAXIMUS’ a duras penas resiste las comparaciones con ‘BLACK SKINHEAD’. En UTOPIA (2023), el paisaje es psicodélico y delirante como lo suelen ser en los discos de Kanye: la influencia siempre está, explícita en un grito de locura, en una distorsión, en un sample de un viejo tema de prog-rock que nadie recuerda.
Como curador, como creador de panorámicas y de paisajes espectaculares, Travis convence. Como letrista y rapero, no tanto. Como intérprete capaz de emocionar, menos aún. Siempre he defendido la teoría de que la discografía de Travis es como si un restaurante de comida rápida vendiera comida de lujo, no transmite nada, pero de verdad atrapa y terminas buscando más.
Para la obsesión de Travis con la «rabia» (mencionada varias veces), sus composiciones suenan extrañamente frías y cohibidas. No ayuda que sus letras son viñetas que pueden pasar de un tema a otro sin nunca profundizar en ninguno. Travis puede hablar de la fama, de las drogas, de sus fans, de las mujeres, de mil cosas a la vez incluso dentro de un mismo verso, pero siempre lo hace de manera superficial, y eso hace que sea difícil empatizar con lo que te está contando. Es difícil conocer a Travis en sus canciones.
Por supuesto, hay excepciones: ‘I KNOW?’ es un vulnerable retrato de su adicción a las drogas (especialmente a la marihuana) en el que Travis captura ese momento en que cree que está vivo pero no, “son las drogas”. Pero, sobre todo, hay que hablar de ‘MY EYES’, la balada distorsionada que aparece en la primera mitad del disco. Aquí aportan versos tanto Bon Iver como Sampha y, en la segunda parte, más trapera, Travis se desahoga del todo, en un disparo de versos realmente inspirado.
Bienvenidxs a la utopía
Ese sentido de evasión prevalece en UTOPIA (2023). En las letras que pasan de un tema a otro, en los beats mutantes, en los samples insospechados. Puede que la “utopía” de Scott sea un momento feliz tan fugaz que prácticamente se desvanece en los dedos.
Hasta parece que los artistas invitados están aquí llamados a hacer turismo por las canciones para distraernos de que Travis es el verdadero protagonista; y a la injustificada presencia de SZA me remito. O a ese ‘K-POP‘ compartido con The Weeknd y Bad Bunny (nada menos) que en el futuro no entenderemos por qué ha ejercido de single principal, pues nos dice menos de UTOPIA (2023) que el propio Travis de sí mismo en su propio disco.
El valor cultural de Travis Scott en el rap no solo se basa en su éxito comercial, sino en su capacidad para innovar en la producción musical, crear experiencias inmersivas y colaborar de manera transversal en la industria. Su influencia va más allá de la música, impactando la forma en que se conciben y experimentan los eventos en vivo, así como la dinámica de colaboración en la escena musical contemporánea.