La casa de la playa, de las Lomas al barrio Warrior, Beach House en el Pepsi Center
Texto por Mon de León (@monlikesmusic).
Fotos por Luis Avilés (@luissaviless).
Para Cris y Paco, los amos del Barrio Warrior.
Como siempre, llegué tarde, tardé como todos los chilangos llegamos tarde a todos lados, no importa que sea día festivo el tráfico de la CDMX, no respeta ni el día de todos los santos, son las 20:00 horas del día, la cita es en el Pepsi Center.
No sé por qué elegí usar zapatos hoy si siempre uso tenis para venir a conciertos, pero la caminata desde el estacionamiento que elegí para aparcar mi camioneta me empieza a cobrar factura, pienso: «Morra, ni siquiera ha empezado el show y tú ya estás quejándote». Junto a mi hay una fotógrafa que también llegó tarde a la mesa de acreditaciones – pienso- al menos no soy la única.
La fila del acceso es una pasarela aesthethic, veo el esfuerzo “sin esfuerzo” en los “outfits” de las personas en la fila, en mis tiempos esto sería parte de un post de Tumblr, hoy veo que la fila es la alfombra roja de tiktokers, veo la luz al final de la fila y el santo patrón de las acreditaciones me permite el acceso.
Estoy en el Pepsi Center, hasta atrás, Estereomance, toca e invita a los asistentes a sentir “las buenas vibras” de la noche pero yo no puedo pensar en otra cosa que no sea si cerré el coche o no, mientras escribo un mensaje a un amigo para ver si puede venir a revisar mi coche se aproximan a mi dos chavos: “A la verga Ticketmaster, ¿quieres ir hasta adelante?”- ni siquiera los miro, me preocupa haber dejado mi coche abierto y espero la respuesta de alguien que pueda acercarse a cerrarlo.
«Dame un minuto, creo que dejé mi coche abierto», respondo. Los batos, Cris y Paco, se miran con hueva como pensando, otra que nos va a mandar al cuerno, termino de mandar mensajes y me cuentan: están hartos de Ticketmaster, quieren hackear al sistema y tienen un método, sólo tengo que seguirlos a cambio de una cerveza.
La distancia entre la casa de la playa y el mar es una cerveza
No tengo nada que perder y todo que ganar, mis papás siempre me dijeron que no confiara en desconocidos pero siento que cualquiera que me ofrezca entre la pastilla roja y azul debe tener toda mi confianza, sigo a los batos y ellos me llevan hasta el frente del escenario, me invitan a seguir su ejemplo y atraer más personas hacia el frente, con el derecho que cualquier fan debería tener. Les doy las gracias, pero mi justiciero social está en un break.
La banda, formada en 2004 por la cantante y teclista Victoria Legrand y el guitarrista y compositor Alex Scally, es conocida por sus temas sombríos y atmosféricos, lo que algunos llaman dream pop, una fórmula saturada de unaguitarra con reverb y teclado místico. Su sonido es como un sueño, se siente empolvado y mágico; el dúo ha estadolanzando música durante 16 años. Sugerida como música para llorar, Beach House hace música para personas tranquilas con corazones inquietos.
Experiencias a través de la pantalla
No pasó mucho ni una canción para disipar cualquier duda sobre si la banda podría animar el Pepsi Center. Con un haz abrasador de luz blanca iluminando el escenario, salpicado con los haces estroboscópicos que iluminaron a la banda, ‘Once Twice Melody‘, el coro de la canción repite su título como un mantra, ahogando el espacio que habita con cada nota. Cuando terminó, la multitud estaba sumergida en el extenso universo melódico de Beach House.
Como si estuvieran saliendo del hechizo de la banda, las cámaras de los celulares estaban listas para la siguiente canción. Solo tomó una bocanada de las primeras notas para reconocer que era «Silver Soul«, del aclamado álbum de la banda de 2010 «Teen Dream«. Los fans, miraban a través de sus pantallas, que, por un momento, iluminaron a la multitud: una mezcla intergeneracional de personas con camisetas de bandas, que se mecían y cantaban.
Me llamó la atención el hecho de mirar un concierto a través de las pantallas de los celulares de los asistentes.
Los fans vs el corporativo
Después de pensar -y llorar- un poco comprobé que toda la experiencia fue extremadamente emotiva, ya que era obvio que Victoria sentía cada palabra que cantaba, y Alex tocó cada melodía con pasión. Los asistentes estaban en una especie de neblina mental, embriagados por la música que llenaba sus oídos y los envolvía en su cálido y misterioso manto.
Beach House utiliza una mezcla de progresiones complejas hermosas. Esto crea un efecto misterioso y experimental que nos sumerge en una atmósfera que nos envuelve poco a poco, sin embargo las ganas de visitar los baños del Pepsi Center irrumpen el idilio, necesito ir y comprobar de una vez por todas si lo que me dijeron sobre llevar personas a la parte de adelante era posible ya que hasta ahora toda la parte delantera era claramente muy “fresa”.
Decidida a estudiar la audiencia, me dedico a mirar a la gente que sale del backstage, para entender mejor a la audiencia, de la parte de atrás sale un trio compuesto por dos chavas y un chavo: “Santi, amo a tus papás, gracias por traernos al backstage”. Santi no está interesado más que en lo que pasa en el escenario, su táctica de llevar dos chicas al concierto ha fallado pues ellas dos comienzan a besarse frente a él -frente a todos, de hecho-. “Santi, creo que ahora sí me explotó la tacha”, dice una de ellas. “A mí también», responde Santi, y mientras abre Tinder mientras suena ‘New Romance‘-, hasta parece casualidad.
Sin embargo, necesito visitar el baño y poner a prueba mi lugar hasta adelante, después de visitar al baño me decido a buscar a alguien que quiera ir conmigo a la parte de adelante, encuentro a una chica etérea bailando “Space Song”- ¿quieres ir adelante a escuchar esta canción?- sin dudarlo me dice sí y me sigue, tengo nervios, pondré a prueba el truco que acabo de aprender, sin embargo, sin esfuerzo, ella y yo terminamos bailando en la parte de adelante del recinto, Cris y Paco nos encuentran. “saluuuud”- chocamos nuestros vasos y me felicitan por seguir su ejemplo- Tzonlantzin (a quién llamaré así aunque no estoy segura de su nombre) se encuentra feliz, extasiada mientras suena “Lemon glow”, el final se acerca.
Mi intuición no falla y llega el momento de ‘Myth‘, el efecto mágico de la actuación de Beach House es impactante e inexplicable. El espectáculo en su conjunto merece una calificación de cinco estrellas.
Siento la necesidad de preguntarle a Paco y Cris qué fue lo más disfrutaron del show pero ‘Myth‘ está comenzando, me armo de valor “¡hey! ¿Puedo usar sus nombres en mi nota? cuéntenme algo, lo voy a poner en mi nota. Cris (o Paco) me dice: «Somos de la Morelos y la Guerrero». Les respondo “ahhh por Tepito»; me responden que sí. Los dejo cerca del puesto de “merch” no sin antes asegurarles que esta noche escribiré sobre ellos, sobre cómo me llevaron cerca de la casa de la playa a cambio de una cerveza y quién sabe, tal vez algún día, los encuentre por ahí y si no: “Gracias por llevarme cerca de la casa de la playa”.
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