#CoberturaCassini Hipnosis 2021: De vuelta al viaje
Texto por Mon de León.
Fotos por Mon de León.
Después de tres ediciones consecutivas y un obligado break, regresó el festival de garage y psicodelia favorito de los melómanos nacionales: Hipnosis. Después de lo que parecieron indicadores de una posible cancelación -cambio de venue o el miedo al contagio-, al final todo se alineó para lograr otro gran acierto por parte de la organización.
A esta edición llevo un par de ojos y oídos nuevos que me ayuden a reconectar con la esencia del festival: Los de un teen de 14 años que celebra con entusiasmo su primer festival. La cita fue en los estudios Quarry, un foro de cine que se encuentra al sur de la CDMX, el trip comenzó cuando llegamos al lugar y lo primero que vimos fue un avión -real- y la entrada al foro que tenía un letrero que leía «AEROPUERTO», justo en el punto de las taquillas y las recargas cashless, una señal de que estábamos a punto de despegar.
El sol ha bajado ya, La Luz comienza a tocar, sus temas son una mezcla de surf, garage y psych rock que inmediatamente cautivan con sus voces melódicas y las notas del mellotron. Mi termómetro musical hoy es este adolescente que me acompaña, sus ojos, usualmente rasgados, están abiertos con sorpresa, me dice: es la mejor banda que he visto en mi vida. Tranquilo amigo, esto apenas comienza.
El bazar se encuentra al fondo del venue, justo entre área de comida y los baños, entre los vendors pudimos ver a Maldito Perrito, Pinoteca Nacional, Wytchlab y otros.
Al caer la noche el turno fue de Diles Que No Me Maten en el escenario interior y Sugar Candy Mountain en el exterior, ambas bandas son un contraste sonoro, mientras los primeros te hipnotizan con su saxofón, los segundos te elevan con la dulce voz de su vocalista, Ash Reiter, escuchamos temas como ‘Playground Love‘, ‘Windows‘ y la más pedida, ‘666‘.
De vuelta al escenario interior nos encontramos con Lorelle Meets the Obsolete y su sonido tan difícil de categorizar, una mezcla de noise y experimental, el dúo de Beto y Lorena -en esta ocasión se presentaron con la banda completa, músicos de Tajak y Los Munrocks- envuelven a la audiencia en una atmósfera oscura.
Estos oídos adolescentes son difíciles de impresionar, pero al llegar el turno de Fuzz puedo observar cómo la energía de este trío de power rock se convierte en un boost de adrenalina. Suena ‘What’s On My Head‘ y la gente se vuelve loca, cierran con ‘Say Hello‘. Ty Segall y su poderosa voz y batería son una leyenda viva, mi acompañante está frenético.
De vuelta al escenario interior llega el turno de otra leyenda: Los Dug Dug’s y su set especial de Avándaro, se eleva una nube espesa de humo mientras Armando Nava lo da todo en el escenario a pesar de las fallas en el sonido, está feliz de estar ahí y su energía se esparce entre el público que grita: «Dugs! Dugs! Dugs!». Pudimos escuchar ‘Smog‘, ‘Stupid People‘ y cerraron con ‘Hagámoslo Ahora‘. Ahora sí, el adolescente está satisfecho: “Son viejos, pero son chidos”.
El frío comienza a sentirse, es hora de comer los esquites más caros de nuestras vidas, a quién se le haya ocurrido la idea de tener estos munchies en el menú del festival: gracias.
La Femme aparece en el escenario, mi esquite se enfría pero mis ganas de seguir bailando no, no han pasado ni dos días desde que vuelvo a presenciar ese extraño fenómeno de gente mosheando con música psicodélica, a pesar de lo fuera de lugar que puede resultar esto comparto el sentimiento, queremos sentirnos cerca unos de otros, queremos hacer explotar esa energía que contuvimos durante el último año.
Se presiente el final de este viaje, un mix de emociones. En el camino al escenario interior, listos para asentarnos ahí hasta el final, encontramos diferentes caras conocidas que son parte del universo de esta escena, reciben al teen felices de ver a la nueva generación: “Bienvenido a este mundo, si quieres tocar aquí un día solo tienes que rifarte, lo demás ya está hecho”.
Ya dentro el mood cambia con TR/ST, que aunque sin la banda completa hipnotiza a la audiencia, su acto una especie de performance sensual acompañado con la voz nasal de Robert Alfons y visuales rojos que calentaban el ánimo…o tal vez era el eme, no lo sabremos.
Entrada la noche, con los pies cansados pero listos para cerrar con el stoner de Monolord se mezcla el calor humano de una audiencia reducida por el frío y el cansancio con el dulce humo de finas hierbas que sale de las bocas de los presentes. Thomas Jäger y sus riffs fueron los responsables de que la audiencia sacara su última dosis de energía para headbangear. ‘Empress Rising‘ y ‘Last Leaf‘ son las canciones con las que terminamos este viaje, el adolescente acaba de cambiar su visión del mundo y la música, quiere regresar cada año. Así comienza un viaje para él y termina un viaje más para nosotros.
Gracias Hipnosis, nos vemos el próximo año.