Los20del23: 19: Cracker Island de Gorillaz
Introducciones que salen sobrando, un mar de adjetivos que nadie podría discutir y un listado de logros que incluye el título de ‘la banda virtual más exitosa del mundo’. El nombre de Gorillaz pesa por sí solo y con todo derecho. La historia es bien conocida. Gorillaz hizo fama… y no exactamente se echó a dormir después.
En el lejano 2001 llegó el primero. En 2005 el segundo. El tercero en 2010. Y para febrero de 2023 arribó el octavo. El proyecto creado por Damon Albarn y Jamie Hewlett ha pasado las décadas construyendo algo que, en lugar de perderse con el tiempo, ha encontrado los aplausos en distintas generaciones.
Carreras largas como la del grupo conformado por 2D, Murdoc Niccals, Noodle y Russel Hobbs, son testigo de cómo los mayores éxitos del artista se vuelven los mayores fantasmas del artista. Hay quienes la vida se les está yendo en espera de otro ‘Feel Good Inc.’, de otro ‘Clint Eastwood’. Por supuesto, Cracker Island (2023) no llega con ellos, pero eso no significa que llegue con nada.
Estarás cayendo en el bajo y la batería
Para una banda que ya no tiene que certificar su valía, chance, el octavo disco tiene el derecho de sencillamente ser en libertad. Cracker Island (2023) no verá a Gorillaz reinventándose a ellos mismos, a la música o al sonido. Pero, sin pena ni culpa, a Cracker Island (2023) puede presentársele como lo que es: un gran disco. Uno homogéneo, cálido, acogedor incluso. Y a veces eso es todo lo que se necesita
En un tracklist de diez canciones (o trece si se elige la versión deluxe), Cracker Island (2023) ve a los usual suspects usando sus tácticas y juegos usuales, que lejos de perder el encanto, se han vuelto agradablemente identificables. Un poco de funk, un poco de synth, algo de electro. Toques de rock y el pop que no se va; una balada triste y otras para bailarse.
El álbum sube y baja en ánimos, pero el viaje hace sentido. Los cambios no son bruscos y, por tanto, las emociones hacen sentido. Se inicia en la cima con ‘Cracker Island‘, muy groove, intensa y con aura casi pesada; a esta la sigue ‘Oil’, tema más dreamy pero donde el contraste en voces (Albarn junto a Stevie Nicks) añade una intensidad sutil. Siguen unas más ‘tranquilas’ como ‘The Tired Influencer’; lo sentimental, lo romántico en ‘Baby Queen’ y ‘Tarantula’; y se culmina, de nuevo arriba, con explosiones sonoras y emocionales en ‘Skinny Ape’ y ‘Possesion Island’.
En esta isla todo fluye de forma natural. Lo bonito. Lo que se disfruta.
Olvidan con quién están tratando…
Entre teclados, guitarras y bajo, el álbum comenta (a veces sutil, a veces no) sobre el actual andar del mundo: el internet, las redes sociales y, por supuesto, la soledad en un universo repleto de gente. A fin de cuentas, Damon siempre ha tenido, y con el paso de los años va en aumento, algo de Sr. Melancolía. Y le sale increíble. ‘Desaparezco dentro de un sueño, no quieres escuchar cómo quedé atrapado en ningún lugar otra vez’. ‘Estaba por mi cuenta ahí. Estaba completamente solo. Me perdí, intangible’. ‘Donde las cosas no existen. Y donde todos estamos juntos, hasta el final’. Un encanto.
También habría que apreciar cómo Gorillaz le ha encontrado la fórmula correcta a la colaboración. Cuando a Albarn se le une en melodía y/o vocales un elemento externo, se construye algo que hace que el brillo en unión y en solitario existan dentro del mismo espacio.
Cracker Island (2023) tiene bajo su techo a Thundercat, Stevie Nicks, Adeleye Omotayo, Tame Impala, Bootie Brown, Bad Bunny y Beck. Cada quien dejando un poco de sí en las canciones de las que son partícipes. Nicks y sus vocales. Benito cantando en español. Tame Impala y Brown armando una fiesta. Todo bien acoplado y dentro del universo de Gorillaz. Con claridad, con cariño, Albarn respeta a quien sea que tenga al lado. Una complicidad bien especial.
Cracker Island (2023) es un recordatorio dulce de que el tiempo avanza. El sonido no puede ser el mismo de años atrás. No tiene obligación de serlo. Gorillaz continúa cumpliendo en calidad. En el cómo más que por el cuánto o cuándo. Todo evoluciona.
‘En Craker Island nació… Para hacer crecer un paraíso inventado’