Vuelve el Carnaval de Bahidorá, el festival que cada año renace en el corazón de Las Estacas, Morelos. Una vez más se convierte en el refugio perfecto para los amantes de la música, la naturaleza y la libertad. Y como en cada edición, el evento volvió a estar a la altura de máximas experiencias sensoriales y musicales, mientras que los asistentes mantienen intacta la esencia que ha convertido al festival en un santuario del carnaval.
El regreso anual a este paraíso sonoro y visual siempre es un recordatorio de cómo la magia puede encontrarse al sumergirse en el río en la mañana, disfrutar las diferentes actividades durante la tarde y bailar al ritmo de los beats más potentes durante toda la madrugada. Todo esto, mientras el entorno natural se convierte en el marco perfecto para desconectar de la rutina. Y es que Bahidorá no solo es música; es una experiencia sensorial. Una que invita a redescubrir la conexión entre el cuerpo, la música y la naturaleza.
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Bienvenidos a Bahidorá
Desde el viernes, el festival dejó claro que sería un fin de semana épico. El plato fuerte del primer día fue el dueto argentino del momento: Ca7riel y Paco Amoroso tomaron el escenario con su estilo único y no lo soltaron jamás. La multitud se entregó por completo a cada verso y beat, coreando sus canciones y dejando en claro que su música había conquistado corazones más allá de las fronteras de Buenos Aires, consiguiendo un espectáculo bastante íntimo y divertido.
Ese mismo día pudimos apreciar en El Cubo del combo integrado por Pangaea, Ben UFO y para concluir el primer día de actividades, el pionero del techno: Jeff Mills, quien subió a la tarima para entregar un set que dejó a todos boquiabiertos, transportando a los asistentes a un viaje interestelar de sonidos profundos y futuristas. Las horas de baile se sucedían mientras el público seguía en éxtasis, y la energía continuaba intacta.
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Además de los escenarios principales, como siempre una de las experiencias más atractivas del fin de semana es sin duda pasar el día en el Asoleadero, donde el río y la música se fusionan de una manera única. En esta ocasión los encargados de musicalizar esta hermosa zona fueron los sets de vinilos y mezclas directas de la tienda de discos Revancha el sábado y Matanga Records el domingo. Aquí, todos conviven en un ambiente relajado pero vibrante, con el agua cristalina del río tocando suavemente los pies mientras los sonidos se mezclaban con el murmullo de la naturaleza.
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El sábado nos ofreció un sinfín de ritmos vibrantes y enérgicos
No todo fue techno y beats pesados. El sábado, los londinenses y recientes galardonados Ezra Collective sorprendieron a todos con su innovadora propuesta de jazz fusión, soul y afrobeat. Fue una perfecta cohesión de todos los instrumentos en vivo como el saxofón, la trompeta, los teclados, la batería y el bajo, creando una atmósfera única con temas de su más reciente álbum Dance, No One’s Watching (2024). Quienes estuvimos ahí presentes disfrutamos de un show divertido y tan impredecible como el manifiesto de la diversión narrado por su líder Femi Koleoso. Algo que solo el Carnaval de Bahidorá es capaz de entregar.
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Otro de los momentos más esperados del festival llegó cuando Sam Shepherd, mejor conocido como Floating Points se presentó en vivo. El DJ estuvo acompañado de la artista Akiko Nakajima, presente en el escenario generando visuales en tiempo real. Nakajima entregó una mezcla de imágenes, luces y música de una manera que parecía dar vida a las mismas estrellas del cielo. Sam tuvo la audacia de iniciar su set con “Birth4000” de su más reciente álbum Cascade (2024) y la fiesta, el baile y las luces no se detuvieron un solo momento, consiguiendo una experiencia que los asistentes no olvidarán. Un espectáculo único, y un adelanto perfecto para la energía que estaba por llegar.
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El productor canadiense Kaytranada era uno de los actos más esperados de todo el festival y con su show demostró porqué. Sin embargo, su presentación comenzó con algunos contratiempos técnicos y un pequeño retraso de casi 20 minutos.
A pesar de la incertidumbre, Kaytranada superó los obstáculos, y al comenzar su set con “Pressure’, en un escenario completamente lleno, el público se entregó por completo. Su increíble selección musical recorrió grandes éxitos como ‘10%‘ o ‘LITE SPOTS‘, algunos tracks de su álbum Kaytraminé (2023) en colaboración con Aminé y por supuesto, de su más reciente álbum Timeless (2024). Sus ritmos frescos contagiaron al público y logró estallar la energía, para que al final todos los presentes olvidaran por completo los pequeños inconvenientes.
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La madrugada del domingo también nos regaló un set especial a cargo de Joy Orbison. Con su distintivo estilo inspirado en los clubes underground londinenses, Orbison llevó al público por un viaje sonoro entre el house, garage y el breakbeat. Su selección musical, cargada de texturas y atmósferas envolventes, fue un deleite para los amantes de los sonidos más vanguardistas.
Finalmente, la conclusión de actividades del domingo llegó y con ella el esperado cierre con Nina Kraviz. La rusa, conocida por su estilo ecléctico y lleno de sorpresas, llevó a la audiencia a otro nivel. Kraviz cerró el ciclo del carnaval con una fuerza impresionante que dejó a todos pidiendo más, incluso cuando el frío de la madrugada se hacía cada vez más intenso, obligando a algunos a abrigarse mientras seguían disfrutando del cierre del festival.
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El cierre mágico del Carnaval de Bahidorá entre nostalgia y descubrimientos sonoros
El domingo comenzó con uno de los actos más ansiados del festival. Había mucha expectativa por ver a Los Askis y tal cual se esperaba, el escenario lució lleno al mediodía en La Estación. La energía de la legendaria banda mexicana consiguió una explosión de baile y nostalgia que transformó el escenario en una auténtica fiesta. Con un repertorio lleno de clásicos como ‘Vienes y Te vas‘, ‘Amor Regresa‘ o ‘Ay! El Amor‘ el público no dejó de moverse al ritmo de sus icónicas melodías, coreando cada canción con entusiasmo e incluso con un cover de “Acá Entre Nos” de Vicente Fernández y una parodia de Alex Lora.
Sin embargo, hacia el final del show, algunos comentarios del vocalista sobre Donald Trump y otros un poco subidos de tono generaron sorpresa y dejaron a varios asistentes con una sensación de desconcierto. Aun así, la vibra festiva se mantuvo, demostrando que la música de Los Askis sigue siendo un puente entre generaciones y un himno para la celebración.
Otro acto que logramos disfrutar para cerrar el domingo fueron los colombianos BALTHVS. La atmósfera que la banda logra desprender mediante su música a través de un matiz hipnótico envolvió al poco público que se acercó a verlos, en una mezcla de ritmos electrónicos, pop y R&B. Su sonido etéreo y sofisticado se fusionó a la perfección con el entorno natural del festival, creando un momento casi místico. Con cada nota, la conexión con la audiencia se hizo más profunda. BALTHVS dejó claro que su propuesta fresca y envolvente tiene un lugar especial en la escena musical actual. Sin duda, esperamos que pronto regresen a México para un show en solitario.
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Cuestiones a mejorar para hacer aún mejor a Bahidorá
· Oferta musical
A pesar de que Bahidorá es una experiencia que se distingue por su conexión con la naturaleza, no puede descuidar su propuesta musical. El booking debe mantenerse atractivo y competitivo, trayendo artistas que generen verdadera emoción y ganas de asistir al festival. El precio del boleto es elevado, y si bien la belleza de Las Estacas es un gran atractivo, el cartel debe justificar la inversión. Un balance entre la experiencia sensorial y la oferta musical es clave para que el festival siga consolidándose como un referente en la escena.
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· Audio
Otro aspecto a mejorar es la calidad del audio. Hubo momentos en los que el sonido presentó fallas importantes. En el caso de Kaytranada, su show estuvo en riesgo de ser cancelado debido a problemas técnicos. También, a lo largo del festival, El Cubo se sintió con un volumen más bajo de lo esperado (o quizá solo fue percepción personal), lo que en ciertos momentos restó impacto a las presentaciones.
· Logística
La organización necesita ajustes especialmente en el transporte oficial. Se reportaron inconvenientes en la ida y, lo más preocupante, un horario de regreso mal planeado el domingo. La única salida de la tarde era a las 2 p.m. y la siguiente hasta las 10 p.m. Esto provocó que muchas personas se fueran temprano terminando Los Askis (2pm) al no haber una salida intermedia. Los afectados fueron los actos de la tarde, como el show de BALTHVS, que tuvo una audiencia mínima.
También el acceso debe mejorar: en lo personal debí esperar hora y media en la zona de acreditaciones sin respuestas claras. Esto es algo que no puede pasar en un festival que se lleva a cabo en un sitio alejado.
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Otro punto a considerar es la accesibilidad a algunos escenarios, en especial El Cubo. La entrada es un pasillo angosto de aproximadamente tres metros de ancho y casi 200 metros de largo, lo que puede generar problemas de congestionamiento en horarios de alta afluencia y hasta un posible accidente. Mejorar este acceso haría que la experiencia de los asistentes fuera más fluida y segura.
· Oferta gastronómica
Aunque está bien distribuida, podría ampliarse un poco más. Al no haber reingreso al festival, los asistentes están limitados a la comida disponible dentro del evento. Mayor variedad aseguraría que todos encuentren opciones que se adapten a sus gustos y necesidades durante los tres días.
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· Puntos de hidratación
Por último, sería ideal contar con más zonas de hidratación gratuita. Solo había tres puntos disponibles en todo el festival, y uno de ellos era exclusivo para quienes tenían la pulsera del Camping Zafiro. En un evento al aire libre, con temperaturas elevadas y mucha actividad física, garantizar un acceso más equitativo al agua es una necesidad.
¡Nos vemos el siguiente año!
En medio de tanto ajetreo y festividad, Bahidorá siempre ha logrado mantenerse fiel a su esencia de ofrecer más que música. Nadando en el río, con amigos que llegaron de todos los rincones del país, el festival se convierte en un espacio donde las experiencias se comparten, las risas se multiplican y las amistades se fortalecen lejos del caos de la ciudad. Es un recordatorio de que la música es solo una excusa para conectar con los demás, para encontrar momentos de paz y disfrutar de la libertad que solo un paraíso como las Estacas puede ofrecer.
¡Hasta el próximo año, Carnaval de Bahidorá!
Fotos por Vanessa Torres (@esssauroo).
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