Sarah and the Sundays no se andan con rodeos. Su música te golpea como una ráfaga de viento helado, directa, cruda, sin adornos.
Desde sus raíces en Connecticut hasta su crecimiento en Austin, Texas, han sido fieles a una estética que no se conforma con ser solo pegajosa; lo que importa es lo que te hace sentir. Su indie no es solo sonido, es un reflejo de esa nostalgia incómoda y esa confusión que todos hemos vivido alguna vez.
Like A Damn Dog: el indie rock en su versión más cruda
En su nuevo álbum, Like A Damn Dog (2025), la banda nos lleva a un terreno más sombrío. La melancolía ya no se esconde detrás de guitarras brillantes; ahora se arrastra, se presenta de forma más áspera, más cruda. Pero en esa oscuridad, hay algo magnético, algo que te atrae a seguir escuchando.
Desde el primer acorde de ‘The Cue‘, el tono queda claro: no hay suavidad aquí, solo emociones a flor de piel. Las canciones te arrastran por un recorrido emocional que no te suelta, ni cuando termina.
El álbum no es solo una secuencia de canciones, es un retrato de la vulnerabilidad, la desesperación y la lucha interna. Temas como ‘Pipe Down‘ y ‘Looking Dead At The Function‘ nos muestran la forma en que la banda captura ese caos emocional que muchos sentimos, pero pocas veces expresamos tan abiertamente.
La honestidad del caos interno
En Like A Damn Dog (2025), Sarah and the Sundays son muy claros. El álbum no solo te habla de pérdida o desilusión, te mete en ella, te obliga a sentirla.
Cada canción en este álbum parece desbordarse de sinceridad, como si la banda hubiera dejado todo lo que tenían dentro para que lo escuchemos. No hay máscaras ni metáforas suaves, solo la verdad cruda de lo que es estar completamente vulnerable. Y eso es lo que hace que este disco se sienta tan personal.
Después de 4 álbumes en tan poco tiempo, ya no son una banda en proceso de definición, ni una propuesta que todavía busca su lugar. Con Like A Damn Dog (2025), han dado un paso firme para convertirse en una de las voces más interesantes de la escena, dejando atrás los momentos más ligeros para adentrarse en un territorio mucho más sombrío y melancólico.
Sarah and the Sundays destacan por no temerle a la oscuridad emocional y a su simplicidad. Este álbum no es incómodo por su agresividad, sino por la tristeza que lo recorre, por la manera en que nos obliga a sentir la fragilidad y el caos con una honestidad que pocos logran transmitir. Son la banda que te muestra la parte más cruda del ser, y por eso es imposible pasarlos por alto.
Si no tienes el corazón roto, escuchar esto te hará desearlo.
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