Sad Ponies: El Verumcito y Arturo Challa, el dúo explosivo del urbano mexicano; un trap pop sin limitaciones

V: El Verumcito
C: Arturo Challa

México es un país diverso culturalmente, de eso ya no hay mucha plática, queda implícito. Pero hay una conversación interna de cómo se mueve el género urbano en el país; resulta una terna muy de nicho aún, donde se busca la brutalidad y crudeza de las letras emblema del rap mexicano antes de cualquier otro rasgo estilístico.

Para ir en contra de estas tendencias impuestas por la industria y el público, existe una camada de artistas imponiendo una manera más autónoma de crear su música, deslindándose de los moldes y ataduras del urbano nacional.

Entre ellos, hay una dupla dinámica acorde a esta rebeldía: El Verumcito y Arturo Challa, dos capitalinos influenciados directamente del urbano, sí, pero de demás corrientes artísticas. Esto es lo que se busca en las propuestas emergentes, la versatilidad, y la ausencia de etiquetas.

V: «Siempre nos hemos sido fans de la música, en general, sin etiquetas. Nunca nos hemos encasillado en un género y esperamos nunca hacerlo», comenta Challa.

Hermandad

Como decía arriba, en México existe una unidad entre todos los artistas urbanos; los dos artistas forman parte de esta comunidad, y se inspiran constantemente: C: «En estos grupos hay muchísima gente con la que hay confianza, compromisos y sueños en común, pero sobre todo, ambición».

Es justamente esta unión y hermandad la que se nota en Sad Ponies Vol. I (2022), un EP colaborativo que junta lo mejor de las dos mentes creativas, la de Verumcito y la de Challa: V: «No fue nada forzado, fluyó, realmente. Lo chido es que los proyectos particulares son muy diferentes entre sí, entonces las ideas no chocaron».

Las estéticas son muy importantes en un proyecto musical, y aunque, muchos te digan que no, es necesario crear un branding para la conceptualización del proyecto, y para finalmente destacarse. Challa y El Verumcito lo comprenden en Sad Ponies Vol. 1 (2022): C: «El concepto e imagen de este trabajo surge de un evento hace un tiempo, del after del show, en una peda. Era un mame que ya traíamos desde antes. Veíamos a todos en internet siendo sad boys y quisimos diferenciarnos un poco».

C: «Ha sido muy natural todo, en serio; por allí tenemos todavía unas 25 canciones guardadas del proyecto, ya hasta parece que tiene su propio universo».

El propósito: Trap que no es trap

Toda manifestación artística tiene un motivo y un fin. Siempre. Para Sad Ponies, el dúo tiene implícito que lo que buscan es hacer música sin limitaciones, y hacer llegar esta primicia sus oyentes: V: «Queremos ser un ejemplo para los jóvenes que nos escuchan, porque son quienes más música consumen, buscamos poder crecer con nuestro arte y poder generar una idea de nuevas manifestaciones artísticas».

V: «No es solo música para pasar el rato y drogarse, no buscamos eso. Queremos hacer música sin etiquetas, sin conceptos. Lo que nos plasca. Eso es Sad Ponies».

Esto justamente genera la incógnita: ¿De dónde es que surge la iniciativa de juntar tanto género musical que parecería ajeno? Porque bien se dijo que para todo hay un fin y propósito: C: «Directamente nos consideramos muy versátiles, encasillarnos en un solo género resulta muy aburrido. Siempre me ha gustado mucho la música sin darle una idea específica de que solamente eso quiero hacer».

V: «Sí, justamente. Queremos marcar la pauta de generar nuevos sonidos a partir de la experimentación y hacer lo que nos salga en gana en ese momento. Esto ya nos ha traído resultados: Tocamos ‘La Calle‘ el domingo antepasado en el Indie Rocks! y la gente estaba saltando. Fue un sentimiento muy bonito, además es un house, ¿cuándo has visto a un trapero hacer un house?».

Limitaciones en el urbano mexicano

Es extraño pensarlo, pero en México no existe una escena fuerte de urbano mainstream, o específicamente trap y reggaetón, que es lo que nos compete hoy. Todo esto en contradicción porque acá es donde más reggaetón se escucha: V: «Creo que es porque aún somos bebés, la industria y los mismos artistas seguimos en pañales».

C: «Además el mexicano no busca el bellakeo caribeño como tal, busca más un hip hop más contundente. No tenemos las influencias que tienen países como Colombia o Puerto Rico. A nosotros nos llega más directamente el rap gringo».

Los Sad Ponies no creen que necesitemos particularidades culturales de otros países para hacer música acá: V: «Acá usamos las palabras que usamos en el día a día, ‘pendejo’, ‘puto’, ‘morra’, cosas así. No veo la necesidad de usar palabras como ‘shorty’ o cosas así. Tenemos bastante aquí para buscar de otros lados.

Esto, más que ser un problema, es la principal motivación de Arturo Challa y El Verumcito: V: «Nos ponen en la canasta del trap porque usamos autotune, pero directamente somos más pop, al menos en este EP de Sad Ponies Vol. I (2022)». C: «Nos gusta que así sea, porque no hay una estructura marcada, usamos trap, rap, reggaetón, pop, hasta house en alguna canción».

Promesas que prometen

El término «promesa» cuando hablamos de artistas emergentes está perdiendo peso, porque en todos lados la vemos con artistas que de plano no generan mucho fuera de la exagerada visión de quien redacte la nota. Y no demeritemos, pero hay que saber ser objetivos.

Con El Verumcito y Arturo Challa, a.k.a., Sad Ponies, vemos que esta constante no se repite: Estamos ante una de las propuestas más interesantes de los últimos años en el urbano mexicano: V: «Nosotros lo que ofrecemos es que no van a tener qué puta idea sigue».

La promesa está; como ellos lo dicen, son «dos perdedores futuros aprendices, esos trapero que no hace trap pero que hacen mejor trap que tu trpaer de confianza». Y no hay más. La confianza es imporante, y no es tan difícil fomentarla cuando haces un trabajo de calidad, y sobre todo, con amor.

Sad Ponies Vol. I (2022) es un EP fresco, que amplia las posibilidades del panorama del trap y todas sus vertientes en México, traída a nosotros por dos jóvenes que verdaderamente tienen un propósito conciso de qué hacer con su música. Promesas que prometen. Una explosión de pop endémico sin limitaciones.