¿Cómo mantenerse auténtico en un mundo obsesionado con las comparaciones? Sam Fender conoce el camino. Desde hace un par de años ha cargado, para bien o para mal, con la etiqueta de ‘Springsteen británico’. Sin embargo, reducir su arte a una simple imitación es ignorar su esencia.
En Seventeen Going Under (2021), Fender nos guió por los pasillos de su adolescencia, explorando la ira y las luchas de la clase trabajadora. Aunque ese álbum a veces perdía fuerza al abordar temas sociales y políticos, con reflexiones que podían sentirse dispersas, no hay que confundir la ejecución con el propósito: su mensaje, aunque imperfecto, nació de la honestidad.
Con People Watching (2025), Sam Fender demuestra haber aprendido de esos tropiezos. Aquí, la perspectiva política se entrelaza con una narrativa personal, logrando un equilibrio más sólido. Ya no intenta abarcarlo todo; en cambio, profundiza en lo que realmente importa.

Luchando por la autenticidad
Es innegable que las referencias a Springsteen persisten, con sintetizadores y saxofones que resuenan como guiños reconocibles. Pero hay una distinción crucial: Fender ya no busca emular a su ídolo; utiliza esas herramientas para construir algo propio.
Un ejemplo claro es la producción. En su disco anterior, esta parecía demasiado pulida para la crudeza de su mensaje. En este álbum, donde colabora con Adam Granduciel de The War on Drugs, mantiene un estilo cercano al pop rock, pero con un sonido más denso y envolvente.
El resultado es un acierto, un testimonio de cómo Fender lucha por su autenticidad. Aunque pudo ceder ante la crítica y buscar un sonido radicalmente diferente, eligió honrar sus inspiraciones mientras exploraba un nuevo camino para su estilo.
Inspiración transformada
People Watching (2025) no es solo un segundo intento mejor logrado; es una prueba del crecimiento de Sam Fender como artista. Este no es un álbum perfecto —incluso pierde algo de fuerza en su segunda mitad—, pero es un trabajo que exige ser escuchado con atención y sin prejuicios.
Es fácil caer en la tentación de comparar. La crítica suele ser rápida en etiquetar: Greta Van Fleet es un clon de Led Zeppelin, The Darkness un refrito de Queen, y Sam Fender, por supuesto, un Springsteen de Newcastle.
Sin embargo, este disco demuestra que la verdadera originalidad no está en negar lo que te inspira, sino en transformarlo en algo que te pertenezca. Y eso es exactamente lo que hace Sam Fender: toma el sonido de sus héroes y lo llena con su propia voz, con las historias de las calles de North Shields, con las tensiones familiares y sus propias batallas.
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