La noche en que LCD Soundsystem y una bola disco bailaron en Guadalajara
Fotos por José Flores (@joseeflow).
Mucho se suele escuchar sobre que «a Guadalajara no le caen buenos artistas» o que «siempre son los artistas de siempre». Y es raro pensarlo de esa manera cuando hemos tenido shows impresionantes en los últimos años y uno que otro que está por venir. No sé entonces si este sea el caso; realmente la Perla Tapatía tiene una cartelera envidiable, más que la Ciudad de México y Monterrey.
Al menos en los últimos meses, Guadalajara ha logrado posicionarse como una joya en conciertos por tener headline shows únicos de artistas que vienen a otras ciudades pero a festivales, o que de plano no llegan a otras ciudades. Casos de hace algunos años como los de Tame Impala, Franz Ferdinand y Moderat, o más recientes como los de Future Islands, James, Sky Ferreira o King Krule.
Pero, aunque haya un esfuerzo de las promotoras por ofrecer una amplia gama de eventos, el público no suele tener buena respuesta ante estos. Esto no tiene una explicación lógica o tangible, pero siempre ha sido así. El público de Guadalajara suele ser apático y difícil. Al menos eso es lo que pensaba. Pero el fin de semana pasado con las fechas de LCD Soundsystem me hizo dudar un poco en ello.
Privilegio doble
El anuncio de un sideshow de LCD en Guadalajara, además de su participación en AXE Ceremonia era increíble, ¿pero dos fechas? Eso es más que bien recibido. Hasta unx podía elegir si desvelarse un jueves o disfrutar el inicio del fin de semana antes de las vacaciones de primavera. Además, no solo fue una oportunidad de ver al conjunto, ¡fueron dos! Y para lxs aferradxs esto fue aún más motivo para motivarse e ir a ambas fechas.
¿Pero qué tiene LCD Soundsystem que sea tan llamativo? Al menos para lxs mayores de 25, LCD significa una revaloración de la música en los 2010s, entregando los mejores discos en sonido electrónico y letras más que significativo por la época caótica de aquellos años (aunque todas las épocas son caóticas).
El colectivo de Nueva York tenía siete años sin venir a Guadalajara, y eso que fue en formato festival, al Roxy de 2017; previo a ello, en 2010 se presentaron en la misma tarima a la que volverían catorce años después, pero ahora con otro nombre, otro sentimiento y consecuencias físicas de la edad en lxs asistentes.
Como casi siempre, era el más chico en edad en el Guanamor Teatro Studio para la segunda fecha de la banda en Guadalajara. Ya más o menos sabía que iba a encontrarme pero quería sorprenderme. Jamás me había tocado verlos en vivo y era la ocasión perfecta.
Fiesta en casa
Una vez salidxs a escena junto a una impresionante bola disco, LCD Soundsystem dio uno de los shows más enérgicos y potentes que haya presenciado en la ciudad, con canciones alargadas a propósito para alargar o forzar (no en el mal sentido) la fiesta. Porque sabían que nos faltaba algo de fiesta y baile en Guadalajara. No sé cómo pero lo sabían.
Y era extraño que una banda que realmente no está «vigente», en los términos crudos del mercado musical en cuanto a lanzamientos o importancia mediática, pudiese generar tanto con su sola presencia en un lugar. Lo de LCD es impresionante, pues sus canciones son atemporales y bastante ad hoc para el momento que sea que unx esté pasando. No es necesario tener innovaciones cercanas o episodios de experimentación reciente para sonar potente.
Lo anterior solo resuena la vigencia a partir del legado cultural que han dejado en la música de los 2000s y 2010s con su elocuencia, una que se transportó a la tarima del Guanamor con canciones como ‘You Wanted a Hit‘, ‘Tribulations‘, ‘I Can Change‘ y ‘American Dream‘, mismas que potenciaron la fiesta y dieron un nuevo sentido al baile aquella noche de viernes.
Precisamente LCD ha marcado una pauta al considerarse una enorme agrupación, con una esencia de nicho que han sabido cuidar, pero recalando muy fuerte en el consciente colectivo no solo de lxs americanxs. Y es curioso porque justo su discurso y sonido son muy gringos, pero por alguna razón han impactado tanto en la cultura dosmilera de lxs millenials también en México.
Esto no es para no mencionarse. Aunque a veces sea implícito, de tanto que lo es, olvidamos la importancia generacional que ha tenido la banda y cómo su sonido ha inspirado a la creación de atmósferas sobre líricas que abordan los sentires más cotidianos de la urbanidad actual.
El show siguió su curso con éxitos que han marcado no solo su carrera, sino también la banda sonora de muchxs de lxs presentes, incluyéndome. Desde ‘Losing My Edge’, ‘On Repeat’ y el clásico ‘Daft Punk Is Playing at My House‘ resonaron e hicieron retumbar las paredes del Guanamor.
El baile no es solo una expresión
La magia que transmite LCD Soundsystem frente a un público es pocas veces visto, y más en estas circunstancias sociales donde los estímulos «orgánicos» son cada vez más escasos.
Acercándose el final del concierto con las melancólicas pero esperanzadoras ‘Home‘, ‘Dance Yrself Clean‘ y ‘All My Friends‘, me percaté de algo peculiar que no había pensado hasta ese momento. Al menos del lado personal, jamás he sido una persona que baile. Ni en fiestas, antros o cosas así. Y de alguna forma me hacía sentir como que no encajaba.
¿Cuál es el problema de no bailar? ¿Realmente es un problema? Todxs vivimos y sentimos la música de distintas maneras; unxs cantando, otrxs brincando, otrxs solo disfrutan escucharla en audífonos mientras hacen su rutina diaria… otrxs solo disfrutamos cerrar los ojos y sentir las luces de la bola disco rebotar en nuestra cara.
Aquí entendí que el baile no es solo moverse al ritmo de una melodía, sino una expresión humana a partir de los mismos estímulos sonoros, aunque no es solo eso. El baile también indica felicidad, en algunas culturas tristeza y agobio, pero en otras más occidentales es una liberación, ya sea la interpretación que unx quiera darle.
LCD Soundsystem nos creó una pista de baile donde cada asistente era libre de bailar y sentir la música de la manera que quisiera. No porque unx no baile extasiadx o desquiciadx signifique no disfrutar el arte con la misma intensidad. Yo creo que esto lo saben bien Murphy y compañía, adaptando sus obras a la interpretación que cada unx quiera darle.
Así es la música, y es el poder de este arte tan hermoso.