Cat Power en el Teatro Metropolitan: una velada para homenajear a Dylan

El regreso de «Chan» Marshall, mejor conocida como Cat Power, a la Ciudad de México para tocar en el Teatro Metropólitan cobró más relevancia debido a la oportunidad de poder escuchar en vivo las canciones que Bob Dylan interpretó en el histórico Royal Albert Hall en 1966 y la realidad superó las expectativas.

Para tener contexto, precisamente en 1966 cuando ocurrió dicho espectáculo en el Royal Albert Hall, Bob Dylan apenas tenía 25 años y ya contaba con siete álbumes en su discografía. Entre ellos clásicos indiscutidos como ‘The Freewheelin’ Bob Dylan’ (1963), ‘Bringing It All Back Home’ (1965), ‘Highway 61 Revisited’ (1965), y el recién publicado ‘Blonde on Blonde’ (1966)

Por tanto, la importancia de Dylan en la historia de la música es innegable y como muestra este concierto el cual ha trascendido en el tiempo como uno de los más relevantes en la larga trayectoria del también ganador del Premio Nobel de Literatura.

La transformación de Cat Power

Desde horas antes, la inquietud ya respiraba por los alrededores de la avenida Independencia, donde abundaban las playeras con el rostro de Bob Dylan más que de la propia Cat Power. Asimismo, el público era visiblemente mayor del acostumbrado a los shows de la cantante estadounidense y no era para menos, ya que probablemente será lo más cercano que estaremos de Bob Dylan en México, pues a sus 82 años se ve complicado su vuelta al país.

Aún con la inexistente producción en el escenario y los casi veinte minutos de retraso sin razón alguna, Cat Power salió imponente a la tarima, entallada en tacones, traje sastre negro y la poderosa voz que le conocemos de toda la vida lista para convertirse en una versión femenina de Dylan.

Ni la llegada tardía del público que provocó la interrupción del show en apenas su tercera canción estresó en ningún momento a Marshall. En cambio, con una actitud bastante relajada como ya es costumbre en ella alivianó el momento de las casi 50 personas que entraron tarde al recinto y bromeó por su impuntualidad dedicándoles una parte instrumental mientras tomaban su asiento.

Un viaje al pasado

Por otro lado, la falta de sorpresa por saber qué cantaría Marshall durante la próxima hora y media tampoco pareció importarle al público, y es que a pesar de que el espectáculo mantiene por completo el orden idéntico de las canciones de su último álbum dedicado a Robert Allen Zimmerman, todos los presentes genuinamente quedamos sorprendidos por los arreglos musicales y la espectacular forma en que Marshall transformó de forma sublime cada pieza de Dylan.

La puesta en escena, al igual que en el álbum, se compuso de dos secciones: la primera acústica en la que Cat Power estuvo acompañada solo de su guitarrista Henry Munson y su tecladista/armónica Aaron Embry, mientras la segunda parte fue una sección eléctrica con banda completa.

Durante los primeros 45 minutos de la sección acústica pudimos ser testigos de grandes clásicos como la sombría “She Belongs to Me”, “It’s All Over Now, Baby Blue”, Just Like a Woman” o “Desolation Row”. Justo esta última acaparó los aplausos y junto a la alta calidad sonora del teatro que nos tiene acostumbrados le brindó al show un sentimiento extra de nostalgia.

La segunda parte del show conectó mejor con los asistentes, y es que la banda completa brindó una dinámica más electrizante que le permitió sentirse más cómoda con temas como «Tell Me Momma» o «Baby, Let Me Follow You Down«.

Llegó a un punto de relajación tan evidente que sin tacones y casí como en casa interpretó con máximo respeto «Ballad of a Thin Man«, con delicados movimientos con sus hombros para llevar el ritmo.

Aunque con poca interacción con el público durante toda la velada, Chan Marshall aprovechó cada instante entre cada interpretación para agradecer el recibimiento. Previo a su última canción «Like a Rolling Stone«, pidió encender las luces para poder observar y despedirse del público que se puso de pie para bailar e interpretar al unísono el clásico del folk y la historia musical.

Sin duda un viaje en el tiempo que nos permitió poder escuchar temas de una figura clave de la música en manos de una intérprete fascinante como Chan Marshall que las hizo suyas durante una hora y media.