#CoberturaCassini Braille Tour: Méne y NSQK (demasiado jóvenes para morir viejos)
Fotos por Sofía Manzano.
A todos nos alcanza ese extraño momento de la vida en el que eres viejo para considerarte joven; y al mismo tiempo, eres demasiado joven para considerarte viejo. No te encuentras en ningún lugar y para colmo, sufres las desventajas de ambos grupos pero prácticamente no gozas los beneficios de ninguno de los dos.
Todos los días te ves obligado a replantear tus sueños y tus metas mientras tratas de consolarte diciendo que te queda mucho camino por recorrer.
Voy a sincerame con ustedes, lectores, a los que muy seguramente no les importo: así me sentí durante toda la pandemia y buena parte del 2022. Pensé que era una locura y buscaba consuelo en todas partes.
Entonces llegó Braille, el EP colaborativo de Méne y Nsqk, dos de los nombres más prometedores de la nueva avanzada regia. Y me hablaron y me dijeron que no había problemas si no soy millonario a mis 25 mientras alguno de mis primitos me presuma allá en su clase en Zoom… Que ya habrá tiempo para decirle a mi mamá que la quiero mucho en la ceremonia del Grammy. Y que si ese momento no llega, también está cool.
A partir de ahí me hice de una deuda emocional con Méne y Nsqk: prometí que iría a verlos en la primera oportunidad; y esa oportunidad llegó mucho antes de lo pensado. Tabaquera #16. Ese extraño lugar que por las mañanas alberga un local donde venden adornos para decorar fiestas y en las noches es el hogar para raves de gente fresa que se quiere sentir underground.
El último baile del año
Muchos menores de edad acompañados por sus padres. Y otra vez: demasiado joven para que mi mamá me lleve pero no tan viejo para ser el papá de uno de ellos. Una fila que atraviesa los cinco pisos del edificio que me hace preguntarme si Protección Civil aprobó esto. «Si tiembla, seguro aquí nos morimos todos».
El calentamiento estuvo a cargo de Neithan, productor prodigioso y quien, dicen las malas lenguas, arma los mejores perreos del norte del país.
Los protagonistas del evento salieron temprano según los parámetros que tenemos en esta ciudad. El audio, algo saturado, hacía que sus voces se perdieran en la pista de apoyo; sin embargo, debo decir que eso fue lo menos importante.
No estábamos ahí por voces virtuosas sino para confirmarnos como parte de una comunidad: la comunidad de los que ya no aplauden pero jamás dejan de gritar… La comunidad de los que se saben todas, hasta los deep cuts, aunque Méne y Nsqk sigan siendo eso que la industria llama «proyectos emergentes».
Ellos se divirtieron como nadie y en momentos en los que este negocio se comió el ímpetu por disfrutar, agradecemos que alguien sea feliz con su trabajo porque eso también abona a la construcción de la esperanza.
Las canciones de Braille se mezclaron con las de Tacto y Botánica, sus producciones en solitario. Se subió Noa Sainz en ‘UNODOSTRES‘ y repitieron ‘Bien Decía Mamá‘ a petición del público. Bailaron, armaron el cotorreo con el respetable e hicieron que el venue latiera.
El show terminó antes de las doce, como cenicientas que deben apurarse para alcanzar el Metro, no sin antes tomarse varios minutos para tomarse fotos y recibir los regalos de la hinchada.
El último concierto del año para la mayoría de nosotros, ya con nuestra credencial que certifica somos parte del club de los que sienten que todos los días son lo mismo, de los que solo se quieren poner a gritar… De los que se toman una cheve en los días que duelen.