Hay bandas que son elementales para entender la historia –o al menos el sonido actual– del rock, una de esas bandas es The Cure, la agrupación británica formada a finales de los años setenta. Con más de 30 años de trayectoria, el proyecto liderado por Robert Smith vuelve a reinventarse con el lanzamiento de Mixes Of a Lost World (2025), un álbum de remezclas.

Encontrarse y descubrirse de nuevo
Hacer un álbum de remezclas no es tarea sencilla, pues generalmente este tipo de trabajos cargan tanto con el peso del material original así como con las expectativas que se generan por un disco nuevo; para fortuna de The Cure, el álbum Mixes of a Lost World (2025) sale bien parado en revisitar y dotar de nuevas capas a las ya de por sí melancólicas canciones de su trabajo previo, Songs Of a Lost World (2024).
Como ya se exploró en la reseña completa, el trabajo previo de The Cure fue un paisaje sonoro que se desplegó con elegancia y desolación, usando la muerte, separación y soledad como ejes temáticos a lo largo de ocho canciones. En este sentido, los remixes llevan esas piezas a nuevos horizontes, inclusive sacrificando la letra para centrarse únicamente en el sonido y explorar las atmósferas sombrías y pesadas que puede generar simplemente una instrumental, como lo que hizo el productor Craven Faults en el rework de la canción I Can Never Say Goodbye.
Y es que el álbum de remixes, reúne a figuras clave de la electrónica contemporánea como Daniel Avery, Four Tet, Paul Oakenfold y Mura Massa, quienes reinterpretan el material original desde su propia sensibilidad sonora, creando capas que envuelven –y a veces desnudan– la esencia de las canciones e imprimiendo su estilo particular, llevando las composiciones originales a nuevos mundos que van desde el minimalismo ambiental hasta el techno más denso.
Escúchalo aquí: