Los20del24 es el conteo anual de tus y nuestros discos favoritos lanzados en 2024. Durante todo diciembre, los 20 discos más votados tendrán su respectiva reseña, donde abordaremos largo y tendido por qué forman parte de lo mejor de este año. En el lugar 02, GNX de Kendrick Lamar.
Ya vimos que para ir desde el introspectivo y reflexivo al agresivo y despiadado rapero solo hacen falta un par de lloriqueos de Drake.
La bestia despertó, y no estábamos preparados para ello. ¿O tal vez sí? Es probable que a lo largo de su discografía Kendrick Lamar nos fuese llevando a través de un viaje histórico. Uno que comienza con los inicios de la raza negra, las ambiciones y problemáticas de la cultura, así como sus ideales, y termina en… ¿un diss track?
No tiene nada de malo, esto es lo que ha definido a la parte más agresiva del hip hop desde hace décadas. Lo curioso es que todos los esfuerzos creativos de Kendrick en 2024 fueron directamente a atacar a Drake. Y lo recordó cada que pudo: tocando ‘Not Like Us‘ cinco veces en un concierto. Un enfermo total.
Y cuando pensábamos que ya había terminado el año más potente de Kendrick, nos regala, de sorpresa, de golpe (nunca mejor dicho) un álbum directo, visceral, contundente y agresivo. Un disco que no podía llegar en ninguna otra parte de su carrera más que aquí.
Explosión del corazón
GNX (2024) fue estrenado a finales de noviembre, y con eso fue suficiente para colarse entre lo mejor del año. No solo aquí. También en otros conteos y el gusto colectivo.
La magia de Kendrick está más presente que nunca en este disco. Y es aún más especial porque, fuera de todo el espectáculo hiphopero del beef con Drake, Kendrick Lamar entrega en GNX (2024) un disco que se aparta de todo lo anterior escuchado.
No en el lado lírico ni sonoro, porque sigue siendo la misma bestia. Me refiero a que acá no hay concepto, no hay una narrativa fija a seguir puntualmente, ni hay reflexiones excesivas. GNX (2024) de Kendrick Lamar es efusivo y explosivo.
Se trata de un disco que enciende su mecha en el corazón y mente de Kendrick y sale explotando de su boca. Porque no hay conceptos. Es solo Lamar rapeando y narrando. ¿Qué más real que eso quieres?
No hay más grande
La crudeza de Lamar, así como su soberbia, es algo completamente justificado. No por nada es el mejor rapero vivo. Hay motivos de sobra para enlistar.
Por eso es que sus pequeñas tiraderas dentro de GNX (2024) a Snopp Dogg o Lil Wayne son tan pero tan exquisitas: porque el hecho de tirarle a leyendas tan enormes del género y que todavía están justificadas solo demuestra su nivel histórico.
Es donde chance encuentro un problema. Y es que GNX (2024) plantea a Kendrick Lamar en una suerte de ‘propio’ homenaje que más que reivindicar su legado, termina siendo redundante. Porque no hay nada más qué homenajear. No hay necesidad de glorificarse de nuevo siendo quien Kendrick es. Y entiendo la soberbia, pero un punto así no creo que termine de cuajar.
Más que eso, me gustaría ver a GNX (2024) como una muestra de su propio talento. Y además, como un retorno a quien es y fue. Además, me gusta creer que el nombre del disco, más que una referencia al coche, es un juego de palabras que lo recuerdan como un genio. Yi-en-ex. Yi-ni-us.
GNX (2024) de Kendrick Lamar, la maravilla retornando
Kendrick vio el cosmos, vio el abismo, vio la felicidad, vio la tristeza. Vivió todo lo posible. Ahora es tiempo de regresar a casa. Hay que volver para ordenar el cuarto, acomodar los trofeos y poner al tanto a mamá de todo lo que ha pasado.
Es por eso que GNX (2024) se siente como una vuelta a las raíces de Kendrick, bajo la misma narrativa de Good Kid, M.A.A.D. City (2012), DAMN. (2017) o Mr. Morale & The Big Steppers (2022), pero con un pequeño cambio de sustancia: la madurez.
Chance por eso tantas personas digan que este álbum es homenaje a sí mismo, porque repasa de alguna manera todo lo aprendido con el paso de los años y los plantea en una mejor posición de ataque y defensa.
Kendrick ha sabido jugar sus cartas. Tiene talento para ello. Y no hay mejor manera de demostrarlo que volviendo a hacer algo que ya hizo excelente y hacerlo todavía mejor. Porque siempre se puede mejorar aunque estemos ya en el cielo.
GNX (2024) probó una vez más que Kendrick Lamar es la bestia mediática, lírica y artística que necesitamos en el mainstream. La industria se doblega ante él y no hay manera de detenerlo. Porque este disco plantea reflexión, pero sobre todo, es un checkpoint para Kendrick para rimar, rimar y rimar con completa libertad.
Y si ya sabíamos que Lamar es un coloso a la hora de crear conceptos, mundos sonoros y letras cargadas de referencias y motivos, ahora sabemos que, si solo quiere rapear, lo hará, y de la mejor manera posible: agresivo, contundente y poco ortodoxo. Como debe ser un buen hip hop en una época tan cargada de emocionalismo.
Lo peor del caso es que debemos agradecer a Drake por este disco.
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