Quincy Jones: El día que la música murió

El 03 de noviembre de 2024, la música ha dejado de latir. Con la despedida de Quincy Jones se desvanece el pulso de una industria, de una cultura y su revolución.

Se cierra el capítulo de una historia que abarcó más que una década, un sonido o un movimiento; pues el verdadero motor en la narrativa de este ícono estadounidense fue su incansable necesidad de descubrir y redefinir todo lo que lo rodeaba.

Explicar la vida e importancia de Quincy Jones no es algo que se pueda resumir en una nota o artículo, tampoco en una biografía de Wikipedia. Así que lo mejor que uno puede hacer es despertar el interés de quienes quieran saber más.

Quincy Jones: el maestro de la orquesta

Jones es recordado, inevitablemente, junto a la figura de Michael Jackson, probablemente el punto más alto de su carrera en términos de popularidad mediática.

Sin embargo, Quincy fue también un músico y un eterno aprendiz. Desde la primera vez que tocó una trompeta hasta sus encuentros con Ray Charles en los clubes de Seattle y sus primeros arreglos con la orquesta de Count Basie, Jones fue acumulando experiencias, perspectivas y habilidades para convertirse él también en una fuerza de cambio en la historia de la música.

I’ll Cry If I Want To (1963) de Lesley Gore, The King of the Gospel Singers (1961) de Little Richard, New Wave (1963) de Dizzy Gillespie o Masterjam (1979) de Rufus y Chaka Khan son ejemplos de cómo Quincy Jones, más que un arquitecto de la música pop, fue un explorador y pionero ávido de nuevos sonidos.

Cuando se unió a Michael Jackson para crear Off The Wall (1979), Thriller (1982) y Bad (1987), Quincy ayudó a transformar la industria americana, cerrando las eras del motown y el disco para fusionar el R&B con el pop y el rock, y situándose en el epicentro de un mundo musical que él mismo había reinventado y adaptado.

Quincy Jones Michael Jackson

Siempre al pie de lucha

En su papel de hacedor de reyes, Quincy usó su influencia no para dominar la industria, sino para luchar contra el racismo, abriendo espacios para artistas afroamericanos e inspirando al cambio con proyectos como We Are the World, un llamado a la unidad y la compasión que unió a la música de una forma que el mundo jamás había visto.

Para entender la magnitud de esta pérdida, es comparable con la muerte de Picasso, Harold Prince u Orson Welles. La obra de Quincy era como un latido, siempre pulsando en el fondo, dando forma al ritmo de nuestra cultura y guiando a los artistas que vendrían después.

Sentimos la ausencia de su voz como una pausa en una canción querida; sentimos, como si la música misma hubiera muerto.

Quincy Jones