Silvana Estrada en Guadalajara: Entre luces y sombras marchitas
Fotos por Saúl Martínez (@bnsaul).
Recuerdo que desde el aviso de la primera fecha de la cantautora de las montañas cafetaleras de Veracruz, me llamó la atención que el recinto fuera en el Conjunto Santander, pues desconocía completamente la estructura, me causaba emoción conocer el ambiente del lugar y al hacerse sold out en cuestión de días, comprendí que sería un lugar hogareño donde la intimidad de la artista rosaría nuestra piel.
Por las fechas se sabía que la ciudad estaría echa una locura, y a todo esto súmale que están las Fiestas de Octubre. Llegar y ver bastantes personas entrar a la biblioteca con outfits ambientados al Día de Muertos, caritas pintadas de catrinas e incluso coronas de flores me dio a entender que realmente el show estaría ambientado en un viaje a nuestro pasado, que a pesar de haberse marchitado, prevalece en nuestra memoria.
Al tomar mi lugar miré lo enorme de la sala, los detalles de madera le daban un toque cálido y fácil de apreciar. Todos los lugares estaban ocupados, esperando que Silvana Estrada saliera a luz.
Un performance a ‘flor’ de piel
En el escenario solo se podía ver un gran telón color negro, y a la esquina las flores de cempasúchil y las velas se robaron la atención de todos. A los pocos minutos, este telón se eleva y Silvana Estrada con un vestido amarillo apareció para suplir esas coloridas flores.
Este show dio inicio con una canción a capela, en donde el cuatro y la voz de la veracruzana se escucharon en cada rincón de la Sala Plácido Domingo. Su música casi artesanal con influencias de jazz y sones jarochos logró erizarme la piel, lxs asistentes desde un inicio demostraron su amor por la increíble voz que a veces era en sones altos y en otras se perdía con el sonido del chelo.
Sombras floreciendo de la oscuridad
Todo un juego de luces fueron las encargadas de ambientar el recinto, la calidez tomó forma de círculo y en ella la delicada sombra de las flores. A raíz de cada canción, los aplausos rompían el silencio, y las interacciones de Silvana con el público se volvían recurrentes.
Con un repertorio de canciones viejas hasta las más nuevas, en donde todxs colaboramos con la segunda voz alcanzando tonalidades angelicales que le daban forma a la mayoría de las canciones. El Día de Muertos cobró vida con la interpretación que hizo la jarocha de Juan Gabriel con ‘Amor Eterno‘, acto en que lxs asistentes se mostraron maravillados con el folclor que le salió del corazón.
Una voz que renace entre raíces
La voz de Estrada llegó a sus tonalidades más altas y desembocó en nuestras almas, tocando temas que todxs queríamos sanar; desde un corazón roto, sobrevivir al duelo y el amor propio.
El concierto que había iniciado en las butacas estaba por terminar y en las últimas dos canciones, lxs presentes se pusieron de pie para cantar y aplaudir a un solo ritmo, dejando toda la energía que construimos por aproximadamente dos horas.
Para cerrar esta noche de lujo, Silvana Estrada presentó y agradeció a todo su equipo, terminando con una reverencia de infinitas gracias.