Reseña de Formentera II (2023) de Metric
‘¡Oh por favor, por favor! Solo por definición, las secuelas son inferiores…’
Pareciera algo irrevocable la reputación de las segundas partes. En el cine la secuela rara vez supera a la original. A la secuela, si bien le va, se le ignora. Si le va mal, se le recrimina su mera existencia. Y lo mismo ocurre en la música, porque si el álbum trae la etiqueta ‘volumen 2’ o ‘parte ll’ pegada al título, chance existe, de que no es tan bueno.
No todo el público lo piensa pero la opinión es fuerte: los ‘volumen 2’ son álbumes que persiguen la misma estética, calidad y atmósfera de su entrega número uno pero que nunca llegan a conseguirlo por completo; álbumes que recogen las ‘sobras’ que no cupieron en el primero; álbumes que ocupan el nombre del antecesor nada más para seguir vendiendo.
Por supuesto la opinión es individual y cada quien sabe lo que escucha y lo que no. A lo que le da oportunidad y a lo que no. Pero para empujar un poco la balanza, hay que decir que en cuanto a las segundos episodios en la música, existen sus excepciones. Sorpresivas, buenas excepciones. Y Formentera II (2023) de Metric bien puede colarse a la lista.
Atrapado en mis maneras y con miedo a conformarme
Tal como lo hiciéramos todxs, el grupo canadiense fundado en 1998, Metric, buscó la forma de sobrellevar el peculiar periodo dado entre 2020 y 2022. Por supuesto que el escape fue crear música. Dicho ‘encierro’ en el estudio dio como resultado 18 canciones en total. De acuerdo con Emily Haines, fue claro desde el inicio que el plan a seguir tendría que ser dividir la colección de temas.
Poco más de un año después del estreno de Formentera (2022), llega una segunda parte, terminada en los primeros meses de este año, que mantiene vivo el brillo de su antecesor, e incluso puede decirse que cuenta con uno propio. A lo largo de sus nueve canciones, Formentera II (2023) demuestra que la fórmula Metric continúa funcionando. Miedo cero a mezclar sonidos o a la honestidad en letras. Metric tiene claras sus formas.
Con funk, new wave, un pop muy dreamy y el rock indie de los primeros años, Formentera II (2023) es un disco en el que la energía funciona cual montaña rusa, y que ve volver a Haines, James Shaw, Joshua Winstead y Joules Scott Key con una fuerza y cohesión envidiables.
En la segunda parte de la era Formentera levantan la mano los inconfundibles elementos que le han dado a Metric un sonido firma: sintetizadores, los riffs de guitarra y el bajo que marca el ánimo a seguir. Esa cualidad ecléctica (sonora y emocional) para poder ir de la alegría y libertad que desprenden ‘Detour Up’ y ‘Just The Once’, a la pesadez en ‘Stone Window’, seguir al mundo de ensueño de ‘Days Of Oblivion’ y hacer una parada romántica, cursi y delicada en ‘Who Would You Be For Me?’.
Formentera II (2023) va de aquí para allá sin un hilo único o una jerarquía aparente. Es como si el álbum simple y sencillamente, estuviera decidido a dejarse llevar, y al mismo tiempo nos invitara a hacer lo mismo. El poético orden dentro del caos.
Nada es perfecto, es hermoso
La segunda mitad del disco presenta los temas de mayor potencia e intensidad. ‘Suckers’ donde las guitarras resaltan, y ‘Descendants’, que se abre paso engañosamente con un misterioso inicio y una mansa primera parte, para después dar un súbito salto a la electrónica.
Escondida entre las antes mencionadas, la que parece más personal por su sonido acústico es ‘Nothing Is Perfect’, donde la combinación entre letra y vocal de Emily paga con creces. Una canción donde el concepto de la ‘nada’ se transforma no en un algo carente de certeza, sino en un algo lleno de posibilidades. ‘Nada es perfecto, es interminable’ canta Haines antes de llegar a un outro introspectivo en el que se repite un delicado ‘nothing, nothing, nothing’.
Nuevamente es obligado aplaudir los vocales de Emily Haines en cada una de las canciones presentadas, resultaría injusto no hacerlo. Siempre cálida, siempre emocional, dulce cuando necesario y rebelde cuando se le antoja. Haines mantiene la corona.
‘Go Ahead And Cry’, es, como delata su nombre, un permiso para liberarse. El mundo es un desastre, hemos -equivocadamente- dado todo por sentado y la vida se cae a pedazos, pero… Qué se le va a hacer. ‘La madre naturaleza está riéndose de nosotros, así que adelante y llora’. El cierre adecuado para Formentera I y II, y la reverencia final de Metric que, de nueva cuenta, recuerda el por qué y con qué han llegado hasta donde están ahora.