Es apenas la tercera vez que Twenty One Pilots visita Monterrey, y ya lo hizo en estadio a punto del sold out. ¿Cómo es que lograron algo así? Y luego en lunes.
Puede ser porque se tratan de uno de los proyectos más ambiciosos de los 2010s. Su combinación de pop, electrónica y rap los posicionó rápidamente en el consciente colectivo de aquellos años, haciéndolos parte fundamental de la historia musical del mainstream de la década.
Siendo esta su tercera vez en Monterrey, Twenty One Pilots prometía (desde su anuncio en mayo 2024) ser uno de los sucesos más importantes del concierto en la ciudad. A Monterrey le llegan bastantes buenas giras, y grandes. Esta no sería la excepción.
Más porque TØP y Monterrey han tenido una buena historia. Primero debutando con un enérgico show en 2019. Luego, en 2023, encabezaron Pa’l Norte reemplazando a blink-182. Ahora, de nuevo en solitario, pero tocando en un estadio.
Con este contexto, la manufactura del show fue distinta en sustancia, pero no en esencia. El dúo siempre ha sido uno donde la performance y el concepto son esenciales. Y así fue en esta gira. Obviamente con sus estragos a la hora de llevar este espectáculo a un estadio. Pero en esencia, siguen siendo ellos.
Overcompensate
Fue entonces que el lunes 24 de febrero, el dúo hizo vibrar el Estadio Banorte de Monterrey. La visita fue como parte del The Clancy World Tour, en promoción de su más reciente álbum Clancy (2024).
La noche empezó con la banda neozelandesa Balu Brigada, quienes se presentaron por primera vez en Monterrey y fueron los encargados de calentar el ambiente antes del acto principal.
Mientras tanto, lxs fans, vestidos en su mayoría de negro y rojo en honor a la banda, esperaban ansiosos el inicio del show. Algunos incluso replicaron el característico cuello negro de Tyler Joseph, vocalista del grupo.

A las 21:00, super puntuales, los primeros acordes de ‘Overcompensate‘ marcaron el inicio del espectáculo. Tyler y Josh Dun aparecieron en el escenario con acrobacias y atuendos inspirados en la estética de Clancy (2024).
Desde el primer momento, la química fue perceptible, y lxs asistentes corearon cada canción. Se trató de un concierto a través de la discografía de la banda con temas icónicos como ‘Tear in My Heart‘ y ‘Car Radio‘.
Un momento destacado de la noche ocurrió cuando Tyler escaló la estructura más alta del escenario para interpretar la ya mencionada ‘Car Radio‘, creando una escena impactante y memorable. Posteriormente, el concierto tuvo una breve pausa mientras la banda realizaba un cambio de vestuario.

Nuestra sangre fusionada
La segunda parte del setlist inició con ‘The Judge‘. La energía continuó con ‘Shy Away‘ y ‘Heathens‘, en la que lxs asistentes aplaudieron al ritmo de la música para sumarse a la interacción del espectáculo.
Uno de los momentos más emotivos llegó con ‘Mulberry Street‘, cuando Tyler y Josh se situaron en lados opuestos del estadio y los fans iluminaron el recinto con luces de colores, creando una atmósfera mágica.
Más adelante, en ‘My Blood‘, Josh sorprendió al público al revelar que llevaba puesta una camiseta del club deportivo Monterrey, desatando gritos de emoción entre lxs asistentes.
Al igual que en otras fechas de esta gira, como en su paso en Guadalajara, la banda subió a un fan pequeño al escenario. Acá se trató de Estela, quien cantó junto a Tyler el famoso coro de ‘Ride’.
Poco después, el clímax del concierto llegó con ‘Stressed Out‘ y el emotivo cierre con ‘Trees‘, dejando a todos con la adrenalina a flor de piel.

Historia musical de Monterrey
Con este espectáculo vibrante y lleno de momentos inolvidables, Twenty One Pilots no solo entregó un show impecable en Monterrey, sino que reforzó el lazo especial con su público regiomontano.
Como se mencionó al principio, esta es su tercera vez acá, y lograron consagrarse finalmente. ¿Por qué? Porque lo hicieron en un espacio y momento propio, donde pudieron relucir un show conceptual completo cargado de su energía característica.
Además, fue el momento indicado para hacernos notar que aquellos dos jóvenes de Ohio son ahora dos de los colosos más grandes del pop global. Y es un alivio tener proyectos de este estilo en esta generación: bandas y obras artísticas cargadas de honestidad, propuesta escénica y performática y, por su puesto, mucho corazón.
Entre luces, saltos y coros que retumbaban en el estadio, la banda demostró que su energía sobre el escenario es inigualable, dejando una noche que quedará en la historia musical de Monterrey.
