Existen bandas que suenan a lo conocido, y luego está Dummy, un proyecto que parece habitar ese espacio liminal donde los géneros pierden sus fronteras.
Dummy no hace fusiones educadas, ellos toman elementos que usualmente no ves juntos, cortan y suturan. El resultado de ese proceso creativo es una pieza que se siente familiar, que no esconde las costuras, pero que es innegablemente un producto aún sin nombre.

La música como entidad cambiante
«Mucha gente atribuye a Manchester como influencia para este disco, y está bien que lo interpreten así, pero en realidad no fue una influencia en absoluto. Fue más la música dance, el drum and bass y la electrónica lo que nos inspira, no bandas como Stone Roses o Happy Mondays. Es curioso porque terminamos llegando a un lugar paralelo a esos grupos, aunque por caminos diferentes. Ellos mezclaban música dance electrónica con instrumentos de rock. Creo que es inevitable que te influencien o te comparen con esas cosas por eso».
Al hablar de sus presentaciones en vivo, se nota cómo conciben la música como una entidad cambiante, que muta según el espacio y el público. No se trata simplemente de reproducir lo que está en el disco, sino de crear algo nuevo cada noche.
«Siempre vemos la experiencia en vivo y escuchar el disco como cosas separadas pero conectadas. En vivo va a ser más visceral, más fuerte, más en tu cara. Pero también, nuestro disco está muy influenciado por la música electrónica, así que queremos que sea muy ajustado y estructurado, con muchas partes móviles que requieren mucha concentración y práctica para ejecutarlas. Siento que nuestra música es engañosa. Parece más simple de lo que realmente es porque todos están haciendo cosas simples, pero se apilan unas sobre otras de una manera que se vuelve compleja. No es lo más fácil de ejecutar en vivo».
Perderse en el sonido
Quizás lo más fascinante de Dummy es cómo navegan entre géneros sin pertenecer del todo a ninguno, creando su propio espacio sonoro. Su música es ese lugar donde confluyen influencias dispares para convertirse en algo único.
«No encajamos del todo en ninguno de los géneros. No somos lo suficientemente sombríos y lentos para el shoegaze actual, ni demasiado pop para la música avant-garde, ni lo bastante introspectivos para el indie rock convencional. Nuestra música no es triste e introspectiva, es más eufórica y expansiva. Y de alguna manera también somos una banda punk. Estamos por todos lados en términos de gustos».
Al hablar de su próxima visita a México, se nota una mezcla de emoción genuina y esa modestia característica de quienes llevan años haciendo música por pura necesidad creativa, más que por búsqueda de reconocimiento.
«Es muy nuevo para nosotros. Estos son definitivamente festivales más grandes de lo que hemos tocado antes. La anticipación es muy alta. No creo que ninguno de nosotros tuviera nociones preconcebidas de que nos invitarían a tocar en un festival de Pitchfork o en Guadalajara. Hemos estado haciendo música durante tanto tiempo sin que casi nadie prestara atención… Se siente como si nos hubiéramos colado en un lugar donde no necesariamente pertenecemos».
En un mundo musical cada vez más homogeneizado, Dummy es un recordatorio de que la verdadera innovación ocurre en los márgenes, en esos espacios intermedios donde pocos se atreven a aventurarse. Su música es esa invitación a perderse en el sonido y encontrarse con algo inesperado.