La noche en que Drugdealer nos llevó al paraíso de los herejes
Texto y fotos por Mon de León (@monlikesmusic).
Viernes Santo en el páramo que se convierte la CDMX, un desierto de calles vacías, que luce como un escenario postapocalíptico. Sin embargo, el Foro Indie Rocks! se erigía como un refugio para los herejes que huíamos del aburrimiento. La promesa era encontrarnos con Drugdealer y su líder, Michael Collins.
El reloj marcaba las 9:15, hora a la que los músicos asaltaron el escenario, temprano para los habituales del foro. La atmósfera se asemejaba a un San Francisco en miniatura, con un público repleto de extranjeros, quizás nómadas digitales en busca de un paraíso perdido en la música.
La primera canción, ‘The End of Comedy‘, abrió la noche con mucho funk y gritos entre el público. Entre cada pausa, Michael nos recordaba lo mucho que le encanta visitar nuestro país, que la CDMX es su ciudad favorita y compartía sus anécdotas de noches en la capital, inspirándolo a escribir canciones. El sonido que inundó el Foro Indie Rocks! fue mágico y nos transportaba a la época del amor y paz, donde el baile y el goce fueron protagonistas.
Los colaboradores de la banda fueron presentados con porras y ayuda del público que repetía sus nombres con melodías estimulantes. Así conocimos a Josh da Costa en la batería, Jackson MacIntosh en el bajo, Sasha Desree y Sedona como vocalistas y Mikey Long en la guitarra. El setlist fue una mezcla entre sus primeros sencillos y presentando casi la totalidad de su último álbum, ‘Hiding in Plain Sight‘.
Collins, nuestro gurú musical de la velada, lucía un atuendo retro y una sonrisa encantadora. Sus palabras, chistes y cuentos, eran el prólogo perfecto para cada melodía, como si de una novela sonora se tratara. La banda tejió una red de psicodelia pop, folk y soul, atrapando a todos en su telaraña sónica.
La noche terminó con ‘Suddenly‘, su hit entre hits que fue cantado por todos los asistentes, y ‘Posse Cut‘, canción donde Michael invitó a Enrique a subir al escenario con su sax que le hizo coro a la voz de Sasha y Sedona, en una improvisación irrepetible que llenó de sonrisas y exclamaciones al recinto.
El cierre perfecto de una noche que seguramente estará marcada en la memoria de todos los asistentes y en la de Drugdealer, quien agradeció la oportunidad de tocar por primera vez en México y le confirmó al público, que su música es el complemento perfecto para una noche inolvidable.
Aunque la noche terminó antes de lo que nos habría gustado, Drugdealer nos transportó a un mundo de psicodelia y paz. Aquella noche, el único alucinógeno que necesitaba era la música, y me dejé llevar por un camino alucinante, en un viaje hacia el abismo de sensaciones. La banda dejó a la audiencia con una sobredosis de emoción, y ese Viernes Santo, el espíritu de la contracultura se paseó por el foro IndieRocks, guiando a los herejes hacia un mundo de libertad y desenfreno.
Las anécdotas de Collins sobre sus noches en la CDMX, sus visitas a Patrick Miller, su gusto por los tacos y las tlayudas, eran el ingrediente perfecto para conectar con el público en una velada que parecía sacada de un sueño bohemio. El contraste entre la calma de la ciudad y la efervescencia del foro era palpable, como si estuviéramos atravesando una dimensión desconocida en la que el tiempo y el espacio se difuminaban, dejando solo la música y nuestras almas a la deriva.
La experiencia de esa noche quedará grabada en la memoria de los presentes, como un recuerdo etéreo de lo que fue y lo que pudo haber sido. Ese Viernes Santo, Collins se convirtió en nuestro dealer, un amigable extraño que nos condujo en una travesía que, aunque efímera, nos dejó hipnotizados.
La CDMX se vistió de nostalgia y psicodelia, y en ese rincón del mundo, los herejes encontramos refugio en la música de Drugdealer, como un bálsamo para nuestras almas errantes. Con el recuerdo de esa noche aún fresco en nuestra mente, nos adentramos de nuevo en la realidad, sabiendo que, aunque la magia se disipe, siempre quedará la música para recordarnos que, en algún lugar, un dealer nos espera para transportarnos a un mundo de ensueño, paz y amor.