#IntraCassini es una sección donde el equipo de redacción de Cassini aborda un tema de interés propio con completa libertad, siendo un texto puramente opinativo, descubriendo el mundo de cada mente creativa.
La música electrónica es de las vertientes en la industria que más evolución, adaptación y cambios ha tenido en su historial.
A grandes rasgos, el género tiene una línea temporal basta. Inicia desde el llamado futurismo italiano de Marinetti, la electroacústica, música concreta, lo Elektronische en Alemania, la llegada de los sintetizadores y sus variantes.
También hay que mencionar la experimentación japonesa, el MIDI, el boom de la música dance como la concebimos (véase techno, house, acid, trance), hasta lo introspectivo del IDM y lo mainstream del EDM hasta nuestros días.
Abarcar cada corriente y sus ramas es prácticamente una historia de no acabar. Pero lo relevante es la importancia sociocultural que es vivir un cambio o evolución. Las personas que ahora tienen entre 35 y 45 años podrán presumir a lxs más jóvenes que en su época vivieron el auge del big Beat y trance.
Y a lxs que somos más chicxs, malo o bueno, nos tocó que el EDM llegará a su máxima expresión que hasta festivales enfocados al género se crearon.
Pero, ¿qué hay para las nuevas generaciones? Resulta que hay una vertiente que está tomando fuerza que, si bien no es ‘nueva’, está llegando a su cúspide.
¿Deconstructed club?
En la búsqueda de radicalizar la escena nocturna de NY, se creó una serie de fiestas llamadas GHE20G0TH1K, que comenzaron cerca de los 2010s.
Con lo que implica el ya hypeado entorno de vivir en la gran manzana, en dichas fiestas desfilaban lo más top de voguers, amantes de la moda, iconos de la contracultura y demás burbuja social de Brooklyn y Manhattan.
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Así como la naturaleza misma, el deconstructed club, también conocido como post-club, fue tomando forma en cause. Como su nombre lo indica, era proponer nuevas formas de consumir la electrónica.
Pero en el sentido y búsqueda de ese frenetismo, surgió una ‘deconstrucción’ de las pistas de baile como las conocemos con diversión, hits y convivencia casual, para convertirse en una apuesta de sonido agresivo con influencias post-industrial tanto en estética, como en beats.
Si bien el movimiento surgió en el ámbito underground, tarde o temprano llegaría a la industria musical. Para muchxs el primer disco que logró plasmar esta identidad fue el Classical Curves (2012) de Jam City, con un sonido más relajado de lo que se vendría en adelante, sin saber que estaba sentando las bases de una futura locura.
Una manera distinta de hacer electrónica
El deconstructed club se aleja de los tópicos tradicionales de la música dance. Incluso llega a ser tan crudo en su sonido, pues se samplean elementos metálicos o de máquinas, y hasta entrecortados, como muestras de vidrios rotos o disparos.
Aquí entra en la ecuación otro álbum que se considera pilar para este sonido: That’s Harakiri (2014) de SD Laika. En este material, las secuencias se vuelven tan envolventes que raya en el noise, con la diferencia de que se trataba de electrónica con los elementos metálicos y de máquinas antes mencionados.
El deconstructed club propuso una caótica mezcla de lienzos sonoros que resultó disruptivo. Las pistas de baile, sets de rap acappella y entornos industriales tomaron lugares como fábricas abandonadas o venues escondidos para albergarse. Y esto, como toda corriente cultural fuera del canon, fue tomado como identidad por las juventudes en todas su expresiones sociales y sexuales.
Esto provocó que se comenzará a expandir la corriente llegando a Europa principalmente, con Amnesia Scanner, un dúo finlandés-alemán que llegaba a dar golpe de autoridad en la escena con su Another Life (2018) y años antes, con un perfil más bajo Lotic y su Heterocetera (2015).
Evolución en la evolución
Esta corriente se seguía caracterizando por ser disruptiva y con aceleradas secuencias en su ritmo. Además, la experimentación y creación de atmósferas densas generaban un espíritu e identidad postestructuralistas.
Es por eso que la llegada a los oídos de productores y sellos discográficos no tardó, y terminó generando su masificación.
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Aquí comienzan las aún más ramificaciones, ya que se logró llevar la base deconstructed para unirse e ir casi de la mano con el hyperpop, neo perreo, UK Bass y hip hop.
Figuras como Arca, SOPHIE, Aisha Devi y Coucou Chloe fueron las principales exponentes de esta unión. Particularmente el caso de SOPHIE, quien logró una fuerte fan base por esa semejanza con la corriente original del deconstructed club, y que, después de su lamentable muerte, ha ido escalando ese sentir de culto hacia su música y persona.
Con Coucou Chloe es un caso que merece mención especial. Fundadora del sello Nuxxe, ha sido una especie de mentora entre los nuevos talentos de esta corriente, como Sega Bodega y Shygirl.
Esto ha logrado que la francesa se posicione entre la crema y nata tanto de la producción como de la escena DJ, además de darle ese toque al incluir pequeños esbozos de hip hop en sus temas.
En el vértice del hip hop, aunque es algo tenue, existe algunos ejemplos donde se unen los beats deconstruidos-rappers con cierta influencia de esta corriente, sobre todo en lo industrial.
Death Grips y JPEGMAFIA serían los primeros que se vienen a la mente. Pero también tiene su lugar Injury Reserve, donde podemos encontrar más semejanzas a esos sonidos de maquinaria de los inicios de la corriente.
Crudeza latina
Arca por supuesto que es la punta del iceberg de este movimiento en tierras latinas. Si bien en sus primeros álbumes como Mutant (2015) y Xen (2014) era un sonido más denso y oscuro, actualmente le añadió una vertiente más al tema mezclando el reggaetón y el llamado neo-perreo junto a la clásica estética industrial.
México, Chile y el Caribe también levantan la mano en esta corriente. Cada nombre quizá representando una parte de la corriente, con LAO del sello N.A.A.F.I en sus sonidos más clásicos y originales.
También está Kelman Duran representando a República Dominicana y su versión oscura del deconstructed club, y Kamixlo en la terna reggaetón, que tiene su re-interpretación de ‘Dile‘ de Don Omar.
Incertidumbre por y en el Deconstructed Club
Como vimos, el deconstructed club no es un estilo para todo mundo. Tiene su auge actual, pero también su entorno y naturaleza es un tanto difícil.
En nuestro país son escasos los lugares donde se puede escuchar en un ambiente dedicado a ello. En ciudades como Ciudad de México o Guadalajara se puede llegar a cazar esporádicamente un evento de este perfil, shows en toda la expresión de la palabra.
Hasta el momento, únicamente MUTEK ha logrado traer actos de este estilo a México. En Estados Unidos y Europa es un suceso, pero como sabemos, a Latinoamérica todo llega tiempo después.
También un problema es que, al tener la mayoría de su historia sumida en el under, encontrar material tanto visual como musical es complicado. Los archivos son escasos, salvo un par de fuentes base que rondan por internet. Esto aunado a que no todxs lxs artistas están en streaming, pues el nicho de muchxs es Bandcamp y las fiestas suelen ser de boca en boca, sin tanto reflector mediático.
Perdure o no, estamos presenciado un momento que seguramente quedará en el historial de la música electrónica. Probablemente la mayor evolución tanto musicalmente como de entorno cultural desde el big beat noventero.