Así vivimos Flow Fest 2022
Texto por Sofía Manzano (@__sad_morrita__).
Fotos por Ernesto Pareja (@holaernie).
Te acaban de pasar por infrarrojo unas nuevas rolitas, conectas tus audífonos a tu Sony Ericsson para escuchar música durante el trayecto de regreso a tu casa. Le das play y comienza a sonar: si_no_le_contesto-planb.mp3. Sí te gusta, pero la canción que más llamó tu atención del House of Pleasure (2010), al menos hasta el momento, ha sido ‘El amor no existe’. No, lo vuelves a considerar y mejor eliges ‘Es un secreto’. No obstante, te falta descargar el álbum completo y escucharlo bien, entonces no puedes tener todavía una rola favorita. —Lo haré más al rato, en la tarde. Aprovechando que ya quedé de conectarme al Messenger —piensas.
Terminas pronto la tarea. Uno de tus vales te envía un zumbido, luego otro, ya son varios los que recibes, y sólo esperas que no se trabe la computadora. Abres el chat y no puedes creer lo que acabas de leer. Van a traer a Plan B al Castillo del Abuelo, te emociona tanto la idea de ir a verlos qué lo único que deseas es que ya sea ese día para poder perrear. Luego caes en cuenta que el recinto te queda bien —pinche— lejos, y no sabes si te darán permiso. ¿Con quién irías? Son $150 pesos de la preventa, no hay pedo, lo pago. ¿Cómo vas a ir y regresar? —Chale —ya lo estás pensando. Es tu oportunidad de ver al Dúo del Sex, qué tal si ya nunca vuelven a venir o se separan. Tienes que ir a verlos sí o sí, el no ya lo tienes.
Dile que tú no lo quiere’, que me prefieres a mí
Sí o no, blanco o negro, arriba o abajo, adentro o afuera, nuevo o viejo. Son sólo algunos contrarios – complementarios que se me ocurren para ejemplificar cómo puede ser el proceso de elección. Siempre se tienen dos opciones: una pastilla azul y otra roja. ¿Qué tan difícil puede ser elegir? Suelen ser dos alternativas, y sólo se decide. Si vas a la izquierda o a la derecha, y luego avanzas.
De este modo se fue construyendo el mundo en el que vivimos, y así funcionamos. Invariablemente, y en la mayoría de los casos, nos desenvolvemos a partir del pensamiento dicotómico. Las eternas disputas mantienen las tensiones, que a su vez, son necesarias para mantener el entramado social en el que estamos inmersos, y condenados. En su momento, a nadie le gustaba el reggaetón, ahora existe un festival exclusivamente dedicado a este género musical.
Eso sí, durante todo este tiempo, el reggaetón se fue afianzando y fue evolucionando. Se gestaron nuevas propuestas musicales, y se generaron otras —nuevas— sonoridades provenientes de distintas latitudes, a partir del patrón ritmo característico, el slang que suele utilizarse y con una estética similar a la del género antes mencionado.
Sin embargo, estos proyectos actuales no se tienen que nombrar como reggaetón para poder existir y ser compartidos. El cartel del Flow Fest 2022 incluyó proyectos de reggaetón, cumbiatón, trap y dembow, y se presentaron tanto intérpretes como Dj’s. Hubo artistas de reggaetón oldie y también del que consideramos vigente, se presentaron cantantes consolidados y nuevas propuestas. Fue un fin de semana energético, y también aconteció un hecho que, sin dudas, debe ser problematizado para reflexionar y matizarlo.
La elección se volvió crucial a la hora de disfrutar los shows. La producción de un festival músical tan grande siempre se asume como algo sumamente complejo, y lo es. Por consiguiente, pueden presentarse ciertas circunstancias que no suelen ser tan favorecedoras ni para los artistas ni para los espectadores. Organizar un horario de varios actos simultáneos es una selección que debe de ser siempre en pro del espectáculo, pero que a su vez trastoca varios aspectos. Es todo un desafío el decidir quiénes serán las cabezas de cartel, quiénes abrirán y cerrarán los distintos stages.
Recordemos lo acontecido hace unas semanas: IDLES antes de Miley Cyrus, una decisión desfavorable, pero muy necesaria para evidenciar que una buena curaduría respecto al cartel también se debe de aplicar para la distribución de artistas en cada escenario.
El Flow Fest no consiguió un equilibrio, al menos, eso se podría inferir al ver la dispareja cantidad de asistentes en cada uno de los sets. Ñengo Flow al igual que Bellakath tuvieron más afluencia de la que se esperaba. Mientras que en actos como el del rapero español Kaydy Cain o Rels B sólo permanecieron los fanáticos más arraigados y aquellos que son pertenecientes a un nicho muy específico.
Ponderando esta situación, así sería la distribución de los horarios como se ha venido haciendo a la vieja usanza: El impacto mediático cómo factor determinante para designar la hora, pienso, que sigue perpetuando la —interminable y estéril —competencia basada en las métricas de las distintas plataformas de streaming y en los números de seguidores en redes sociales.
El ejemplo más claro fue el empalme, consciente y formulado -o no-, de las presentaciones de Arcángel y Don Omar. Ambos espectáculos eran necesarios y esperados para varios fans, y al final, tuvieron que priorizar y elegir a quién verían o simplemente hacerse a la idea de dejar a medias su estadía y no presenciar todo el set.
Por otro lado, también se refrendaron los fanbases de varios artistas, y eso siempre es de admirarse. Personalmente, me gusta imaginar otras posibilidades y otros modos de gestionar el organigrama de un evento musical, creo que los artistas estelares no tienen por qué salir —siempre— después de las doce.
Algo ingenuo de mi parte esperar que un headliner se pueda presentar a las cinco de la tarde, entre dos actos que no son tan hypeados; al menos para reducir la brecha dispar de asistentes y la invisibilización de los distintos proyectos.
La mayoría de coberturas realizadas por medios respecto a este festival se centraron en los artistas que se presentaron únicamente en el Coca-Cola y Sprite Stage previstos después de las seis de la tarde. Olvidando los actos de artistas que son muy importantes, y que en un principio, propiciaron la existencia del reggaetón, y que sin ellos no se hubiese pensado un festival del género.
Baby, no te hagas. Yo sé que le metías hasta abajo cuando ‘perriabas’
Como en party de marquesina, posteas en una esquina varias fanáticas se dieron cita para perrear a como antes en el Dembow Stage con el sorpresivo set de Baby Rasta & Gringo, que pese al bajo perfil que mantuvieron por un largo periodo, lograron congregar a un gran número de fanáticos. Fue asombroso ver que una propuesta musical tan apreciada y respetada como la de «Los Lobos» siga atrayendo a personas para escucharles.
Alcanzaron la fama, en la discoteca The Noise cuyo dueño fue DJ Negro, pero demostraron que en CDMX también son admirados, y nos dieron uno de los sets más importantes de la jornada del sábado. Se presume que su evolución musical se detuvo porque no cedieron ante los requerimientos de la industria, y se dedicaron exclusivamente a seguir la línea del reggaetón underground.
Sin duda, ‘El Carnaval’ se volvió un clásico y muchas personas pudieron cantar y perrear esa canción. Recientemente, fue retomado el tema ‘Tengo Una Punto 40’ incluido en Playero 40 New Era (1996) por Rauw Alejandro en su canción ‘Punto 40’ que aparece en su más reciente álbum Saturno (2022). Esto demostró que el reggaetón de la mata sigue nutriendo a las nuevas propuestas sonoras.
R.K.M. y Ken-Y, también fue uno de los actos más esperados por los asiduos fanáticos del reggaetón de la vieja escuela. Su presentación transcurrió sin contratiempos y pese a que no fue tan favorable —debido a factores que no estaban bajo su control —se disfrutó.
El tratamiento y procesamiento del audio durante su set no fue el mejor y desafortunadamente no sonó de una manera apabullante como tenía que ser y como se esperaba. Sin embargo, la dupla dio un show sobresaliente con los éxitos que son parte de la historia del reggaetón romántico como ‘Me Matas’, ‘Igual Que Ayer’ y ‘Down’.
El festival evidenció que pese a los años transcurridos, la música puede sentirse atemporal aunque el tiempo y contexto histórico marquen la pauta para entenderla como fenómeno temporal, y la ejecución de música en vivo siempre propicia un acontecimiento que es irrepetible. En tanto, ciertos sonidos dentro de la música detonan la memoria afectiva, histórica y personal.
Sir Speedy, fue el encargado de encender la memoria sonora de todos los fanáticos del género que estábamos reunidos en ese escenario. Nos recordó por qué es pieza clave de lo que entendemos por reggaetón, y también genera la pregunta ¿Por qué no ha tenido el suficiente reconocimiento por parte de la industria cultural? Posiblemente se deba a que se ha inscrito en el reggaetón underground y él le da sentido a ese movimiento, más allá de la popularidad mediática exponencial.
Y siempre es necesario identificar y reconocer a los precursores para contrarrestar el olvido, la invisibilización y la pérdida de la memoria histórica y afectiva a través del sonido. Sir Speedy logró lanzar el primer éxito internacional del reggaetón, lo que trajo consigo reconocimiento mediático y cierta aceptación para atraer a nuevos escuchas. Su disco Nueva Generación (2005) fue posiblemente el mejor álbum de reggaetón de ese año y Speedy se volvió un referente para la identidad sonora del reggaetón, y él merece mucha más distinción.
Que levanten la mano solo quien sea un Real G
Hablar de categorías contrarias tiene su encanto. Las contraposiciones con el tiempo gestan en otra cosa, y lo que era ya no lo es más; hace unos años, era la música contra el reggaetón. Ahora, en el mismo reggaeton, surgieron dos bandos más evidentes: los reales y los fekas aunque es algo relativamente subjetivo porque nadie es lo que aparenta ser en su totalidad.
En el Flow Fest se distinguieron al menos dos grupos de fanáticos de forma más explícita, y de esta forma se movieron los flujos del público asistente; no fue la misma cantidad reunida para Lenny Tavárez y Guaynaa que para Sir Speedy y Don Chezina. Tampoco se reunieron de manera tan evidente un grupo de personas de un rango de edad tan puntual como sucedió en el set de Feid.
Y si lo contrastamos, son dos entendimientos bien distintos de lo que se considera reggaetón. Son dos momentos y dos contextos socioculturales e históricos diferentes que ejemplifican dos corrientes dentro de este género musical. Una no se sobrepone a la otra, pero están altamente relacionadas.
El artista que de cierta forma desdibujó esa frontera fue Ñengo Flow —con una gran audiencia —dio cátedra de lo que es ser un Real G. Ver su manejo del público fue uno de los hechos que se tienen que mencionar de esta emisión del festival. Comenzó su carrera en un momento donde la criminalización y el rechazo venían casi de la mano del reggaetón, pese a eso, supo consolidarse como un gran artista, siempre fiel a sí mismo y a su sonido.
Ñengo es un rapero, cantante y compositor boricua de reggaetón y trap latino. Fue en Bayamón donde creció e incursionó en la música. Gran parte de su contenido musical y sus líricas se constituyen gracias a lo que vivió en el barrio. Su risa característica no se hizo esperar, y fue aclamada cuando se escuchó en las bocinas. Su setlist no decepcionó porque supo equilibrar la aparición de sus canciones de trap, rap y reggaetón.
Sus éxitos fueron correados y perreados. Nos recordó que el reggaetón tiene carga de otros géneros afines, y no se debe de olvidar esa conexión; del raggamuffin, del hip hop y dancehall. Marcó una genealogía que culminó, de cierta forma, con sus colaboraciones más importantes —Diablo’ meraaa qué ‘Safaera‘ —y aquella con Daddy Yankee incluida en su álbum Prestige (2012) que cuenta con un verso en la canción ‘Llegamos a la Disco’ en compañía de Arcángel, De La Ghetto, Farruko, Baby Rasta & Gringo, Kendo Kaponi y Alex Kyza; la canción fue producida por Los de la Nazza. Este ‘junte’ es considerado por varios fans de reggaetón como una de las mejores colaboraciones de todos los tiempos.
Pudimos escuchar dos veces en la misma noche canciones de YHLQMDLG (2020) de Bad Bunny primero con Ñengo, y posteriormente con Jowell y Randy. ‘Qué Malo’ y ‘La Llevo al Cielo’ de Chencho Corleone fueron interpretadas por Ñengo, este verdadero OG sólo calentaría la atmósfera para lo que vendría.
Estás escuchando a una leyenda que no va volver a nacer
Arcángel salió al stage con sentimiento, elegancia y con un piquete bien cabrón. Me atrevo a decir que fue el mejor show del Flow Fest 2022, sin aludir una preferencia o favoritismo. Se vivió un acontecimiento único; más allá de la selección de canciones a ejecutar, el dominio de escenario y el carisma, fueron sólo algunos de los elementos primordiales de esta prometedora actuación.
Éxitos de trap y reggaetón hicieron que la fiel audiencia se quedará pese a que la presentación de Don Omar ya estaba en curso. Sin embargo, de forma sutil y aparentemente fútil, Papi Arca comenzó una tiraera en contra de Kong.
Que ni fue tan agravioso, pero sólo evidencia el interés y la necesidad constante de querer ser la figura estelar, el protagonista y el ídolo. Más allá de la búsqueda de validación y reconocimiento masculino, es interesante seguir viendo que estos enfrentamientos se dan sólo sobre una tarima, con una cámara enfrente o ante audiencias.
No obstante, Arcángel mencionó algo que es particularmente importante; ha sido su rango y posición lo que lo ha mantenido todo esté tiempo figurando, al renovarse y adaptarse a la industria. La lista de ‘palos’ -éxitos- fue extensa, siendo su set el de más larga duración. Un show de más de una hora donde Arcángel rememoró y refrendó por qué es «La Sensación».
Durante su presentación subieron al escenario Jowell y Randy pa’ zumbar ‘Peligroso’ y también se habló sobre la historia del reggaetón y la importancia de Sangre Nueva (2005), producción de Héctor “El Father” y Naldo. Este álbum fue producido por LunyTunes, Nely “El arma secreta”, Nesty “La mente maestra” y Tainy.
La nueva generación del reggaetón donde también participó Ñengo Flow. Recordando y reconociendo el alcance que tiene el reggaetón tenemos que mencionar a aportación de Don Chezina y su track llamado ‘Who’s That? – Quiénes?’ para Boricua Guerrero, una de las primeras producciones de hip-hop y reggaetón, donde colaboraron raperos boricuas y de Estados Unidos. Músicos de la talla de Nas, Busta Rhymes, Fat Joe, Q-Tip, Mexicano, Eddie Dee y Daddy Yankee. El junte de Papi Arca y Jowell y Randy en vivo demostró el poder que tuvo y tiene la comunidad conformada por músicos boricuas, quienes lograron exportar su música a nivel internacional.
Esa noche pudimos escuchar grandes e importantes canciones para tener, al menos, tan sólo una muestra de la genealogía sonora del reggaetón. Mientras tanto en el escenario contrario el ‘Cangri’ Nicky Jam, y Don Omar propiciaron un tbt con cada uno de sus éxitos y dieron gala de su trayectoria de más de 20 años. Pese a que Don no cantó ‘Ojitos Chiquititos’ fue un setlist lleno de hit tras hit apto para sus recientes —y más antiguos —fanáticos.
Brinquen tetas, brinquen, brinquen tetas
Para los nuevos fans —-y los nuevos escuchas —del reggaetón no les parece nueva la problemática en torno al blanqueamiento del reggaetón que aunque es una discusión reiterativa es muy necesaria. No obstante, se debe de tener bien presente que la plataforma que tienen artistas como Bad Bunny, J. Balvin y Rauw Alejandro se debió a personajes no normativos.
En esta emisión se presentaron Don Chezina, y el dúo más suelto Jowell y Randy. Teniendo en cuenta que el origen del reggaetón no se basó en los preceptos de lo que — mal — llamamos como Alta Cultura, y tampoco pretendía ser parte de la Música Culta. No fue su intención y no lo es ahora. Y dudo que lo sea a futuro.
No obstante, su irreverencia y ser tan ‘sueltos’ dotaron a Jowell y Randy de una esencia particular que los hace sobresalir y despuntar. La violencia y la sexualidad —abiertamente— siempre han estado interconectadas con la música y su creación, pero al igual que los estados alterados no pueden entrar en la narrativa de la Historia de la Música.
Debido a esto se ha ocultado, repudiado y subvertido ciertos hechos, personajes y movimientos en pro del discurso civilizatorio de la Música Occidental, que defiende la autonomía de dicha institución, y que perpetúa el pensamiento dicotómico que suele ser reduccionista y esencialista. Igualmente, a través de la música se ha instaurado el proyecto moderno – colonial que es racista, patriarcal y violento, y que se mantiene mediante el capitalismo cómo sistema económico.
Esta dupla suele moverse entre el reggaetón, el dembow y un poquito de trap; su flow, sus rimas y su estética siempre han sido características y no pasan desapercibidas. Se han apoderado de la escena musical actual, pero siendo fieles a sus convicciones y así mismos. Son dos artistas que, por separado o en conjunto, logran diferenciarse, siendo unos ‘verdaderos’ artistas de reggaetón.
Ellos siempre han ido contra la corriente, nunca han cedido ni han perdido su esencia; siempre se han generado espacios a través de su propuesta musical en casi dos décadas de carrera musical. Actualmente, se considera a la dupla como un hito, tanto para el reggaetón oldie como para el actual; siempre son un buen augurio de que el ‘junte’ está asegurado y que será ‘un palo’ si ellos trabajan tanto con los artistas ya consolidados o con las nuevas promesas.
El set de Jowell y Randy fue una muestra de dos artistas que están supeditados a la blanquitud, pero se resisten a blanquearse totalmente para adecuarse a la lógica dominante (basada en los valores civilizatorios de la supremacía blanca).
Cantar una oda a la chocha, culo, tetas y al bicho podría ser algo natural y normalizado; sólo que a veces olvidamos que el deseo sexual es algo totalmente humano. Y sólo nos regulamos constantemente por culpa o por el constante control social; pero bien podríamos admitir que a todos —con sus excepciones— nos gusta fajar, faltosear y coger. Y también perrear, puede que una acción nos guste más que otra.
Una gatita que le gusta el mambo
El subir a mujeres al escenario para cantar al unísono «BRINQUEN TETAS» nos recuerda que la autonomía corporal existe, y la debemos de ejercer en el momento que se desee. Exhibir el cuerpo —femenino, en este caso — no es una acción que se realiza únicamente para recibir validación masculina.
Un grupo de chicas muestran públicamente los senos a la audiencia mientras que los cantantes aprovechan la situación y establecen un contacto directo con sus corporalidades, pero no todas lo permiten aún con la insistencia del dúo.
Posteriormente, surge la denuncia pública que asegura que dicho acto fue un abuso sexual, y una muestra de violencia simbólica. Considero que la demanda no está errada del todo, pero sigue originando un sesgo; tampoco se debería — inmediatamente — desestimar o invalidar de forma intransigente tal cuestionamiento.
No obstante, considero que la crítica que apela a que los hombres siempre utilizan y ejercen violencia simbólica sólo por ser y refrendar una figura con poder, reduce todo únicamente a un caso en específico, olvidando los posibles alcances de la violencia —simbólica —si consideramos que también se manifiestan otras problemáticas donde la representación y lo discursivo transgreden de formas más sutiles y que podrían pasar desapercibidas.
Se pudo mencionar (en su momento) que en el cartel del Flow Fest 2022 no hay presencia de mujeres negras y mujeres racializadas; aun sabiendo que gracias a ellas se originó el reggaetón. Aceptando, sin revirar, sólo las apariciones anunciadas de Bad Gyal, Cazzu, María Becerra, Nicki Nicole y Bellakath; podríamos inferir que sólo se cubrió la cuota de género para cumplir correctamente con la noción de paridad.
Sostener que siempre ha existido una relación de poder dispar en la industria musical es más que obligado; indudablemente, el patriarcado atraviesa a todos los sistemas de creación de productos culturales y también a los circuitos del arte. De diversas formas se evoca un orden jerárquico diferenciado por el género que comúnmente puede reducirse a una de sus tantas correlaciones: productor – consumidor.
La cosificación del cuerpo femenino se tiene que abordar, pero desde varias acepciones para generar una crítica más amplia con una interseccionalidad, evitando universalizar todas las vivencias de las mujeres para no homologar ni criminalizar al trabajo sexual.
Sí, las industrias culturales se sostienen gracias a los roles diferenciados por el género, y se nos ha hecho creer que las mujeres siempre somos objetos de consumo, pero tenemos que ponderar que aunque se señala constantemente, la estructura sigue igual.
¿Cómo podemos reformular un sistema donde las mujeres dejemos de ser un agente pasivo, sumiso y dependiente de las acciones de los hombres? No perdamos de vista que existen fanáticas que pueden tener afinidad y un interés genuino, sexual o no, en sus artistas favoritos, y que también les conocen bien, y no por eso son groupies. Jowell y Randy dieron la oportunidad e invitaron a mujeres al escenario, ellas haciendo uso de su agencia y autonomía corporal subieron con ellos.
Se sumaron mujeres al escenario; no groupies ni objetos de consumo masculino, sólo se montaron mujeres al escenario. Ahora bien, realizar una crítica, con los argumentos, es válido y necesario, siempre y cuando no venga incrustada de racismo.
Considerar que el señalamiento siempre es más punitivita cuando la acción no viene de un hombre blanco nos ayuda a situar el conocimiento, y de este modo dimensionar que el patriarcado también atraviesa a los hombres.
Y definitivamente, no es necesario glorificar ni celebrar más de la cuenta al dúo por interactuar de esta forma con las mujeres de su audiencia, sólo tenemos que entender que lo qué pasó fue parte del acontecimiento que se vivió el domingo.
Bellaqueo a lo galatic
En conclusión, Flow Fest 2022 fue todo un suceso, se disfrutó, se cantó y se perreó. Sin embargo, nos tenemos que estar recordando constantemente que las prácticas de usurpación de las identidades, espacios y vivencias siguen persistiendo por parte de los grupos dominantes.
Es necesario, tener en cuenta que actualmente gran parte de los intérpretes del género, en su mayoría, son hombres heteronormados y blancos; y que ellos no son los precursores de un género musical que representó rebeldía, subversión y una constante inconformidad con el orden establecido.
Se agradecen estos espacios porque son más accesibles para ver e interactuar con los artistas, pero no olvidemos que los DJ’s, productores, cantantes y raperos — en su mayoría racializados— que iniciaron y que volvieron al reggaetón en un fenómeno internacional ya se habían presentado antes en México, pero en la escena underground.
Gracias a los nichos que se formaron, a los promotores que se aventuraron a conectar a los músicos y traerlos desde Puerto Rico. Debido a la existencia y gestión de ciertos recintos, y a las dinámicas sociales y culturales que se realizan dentro y fuera de estos; es que ahora podemos asistir a shows con mega producciones en los recintos más grandes de la CDMX como el Foro Sol y el Estadio Azteca para poder escuchar y sentir el poder del reggaetón.
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Al final, sí fuiste. El concierto de Chencho y Maldy – que mencionaba al inicio- tuvo que llevarse a cabo en el Rodeo Jefe de Jefes (te quedaba todavía más lejos) debido a la alta demanda , pero aun así te aventuraste y te la pasaste bellaqueando.
Hay oportunidades que no se vuelven a repetir, y si vuelven a pasar, ya no serán lo mismo porque habrás cambiado; el tiempo sigue su curso, se quisiera o no. Eventualmente, todo se transforma, y te diste cuenta este fin de semana. No volviste al Rodeo Jefe de Jefes, ni al Castillo del Abuelo, ni al Stratus, ni al Kaos, ni al Durga, y mucho menos a las fiestas de espuma. Esta vez, tuviste que lanzarte hasta el Autódromo Hermanos Rodríguez, y siendo bien consciente de la impermanencia, no te podías ni debías perder la oportunidad de ver a algunos de los artistas que escuchabas hace doce años. Plan B al final sí se separó.
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