Transición estacional y un baile primaveral: el regreso de los festivales a Guadalajara con Echoes 2022
No hay día que no se cumpla y la primavera nos galardonó con la primera edición del festival Echoes en GDL. Con esa agria previa de haber sido pospuesto por el conocido tema de salud mundial y que no se haya logrado mantener la mayoría del cartel original, -pero con un revival incluso superando al original- el festival organizado por SerpienteMx se consolidaba al anunciar que el 30 de abril sería la fecha elegida para su debut, para así pasar del verano a la primavera musical.
Rompiendo la zona de confort de las y los tapatíos, el venue elegido fue la Hacienda Benazuza, situada a las afueras del área metropolitana de GDL, lo que orilló que se requiriera transporte para mover a las y los asistentes, desde allí la experiencia del festival tomaba diferentes tintes al no ser dentro de la periferia o en lugar de «fácil acceso».
Autobuses, autos particulares y de plataforma comenzaban a generar tráfico por la única vía de acceso a la hacienda. Se sentía un ambiente de emoción y expectativa al ser el regreso de los festivales a la urbe. En el estacionamiento los grupos de amigos, conocidos y gente en común se comenzaban a juntar para planear su itinerario, las pláticas y risas pre-festivales que tanto nos hacían falta se escucharon de nuevo en la mini explanada que daba la bienvenida al evento.
Los proyectos locales Weapons y Waveheads tuvieron la dura tarea de ir calentando el ánimo de las personas, bajo un abrasador sol y calor sofocante, los beats hicieron un poco más amena la espera por un espacio con sombra, mientras conseguían alguna bebida o conocían la Hacienda Benazuza.
Caminar, disfrutar y celebrar
Precisamente esta dinámica de explorar el venue, fue lo que generó que el calor no fuera tan sofocante. Con una modesta, pero eficiente distribución simulando una V, en la vertiente izquierda podíamos encontrar el escenario, más la zona comfort del evento. A la derecha la oferta gastronómica y áreas de descanso y picnic, actividad que el mismo festival motivó al permitir la entrada de mantas para disfrutar del concepto. Allí mismo un spot instagrambeable que funcionaba como pasillo para conectar ambos lados fue, en momentos, el lugar más transitado del mapa.
Para las 16:30 el primer acto esperado subía a la tarima. El dúo holandés de Feng Suave invitó a las personas a acercarse al escenario para llenar de soul, indie y momentos surf el ambiente, una celebración que iba totalmente ad hoc con el clima donde el baile hizo sudar a varios para comenzar a armar lo que sería una tarde-noche con el mismo ritmo y noción musical.
Atardeceres Inolvidables
Algo que de verdad hay que reconocerle al staff Echoes es la curaduría y timing para elegir los horarios de las bandas y proyectos que se presentarían. La magia y energía que se sentía con el set de JMSN justo en el ocaso y su show repleto de exquisito R&B, soul y electrónica tuvo un inmejorable marco al tener el sol ocultándose bajo el paisaje de los montes y aderezado con el arbolado detrás del escenario.
Por supuesto esa vista no sería nada si su extraordinario desempeño, vibra y entrega del oriundo de Detroit que, con canciones como ‘Drinkin’, ‘Talk is Cheap‘, su reciente track en español ‘Donde Estás?‘ y ‘Sunshine‘, nos otorgó el que consideramos el primer gran momento del festival. Se le notaba disfrutando cada movimiento y baile que hacía sobre el escenario, para despedirse con un mini jam de sus músicos.
Este atardecer fue una dupla que se complemento con unos ya queridos por el público tapatío, que tras varios años de ausencia, regresaron solo como ellos saben, con la energía que se les caracteriza y haciendo triunfales entradas individuales.
Kakkmaddafakka realmente se sentía como en casa, incluso hasta agradeciendo a los organizador por haberles invitado al festival en un «venue tan hermoso,» el público les brindó una efusiva bienvenida para provocar saltos y baile al compás de su set.
Los noruegos saben cómo llevar el ritmo de un show, conocen a la perfección su repertorio y lo intercalan para ir del baile, a los brincos, pasando por la nostalgia y hasta melosidad. De las más coreadas fueron ‘Is She‘, ‘Runaway Girl‘, ‘Frequency‘, su clásico ‘Forever Alone‘ y hasta un inesperado cover a Paradiso con ‘Bailando‘ en un gran español del bajista Stian Sævig. Con esto, los hermanos Vindenes dejaron claro que son una banda por y para Guadalajara.
Con un repentino cambio de horario debido a logística, Darius tomó la batuta las 22:00 hrs. En teoría, su set estaba pensado para ir dirigiendo la energía del público al terminar el festival, pero con este movimiento su bloque fue más de espera para el acto principal de la noche.
Siendo sinceros, sí se notó un poco el cambio repentino de mood que traía para su set. En la primera media hora no logró conectar con la audiencia. Ya hasta la segunda mitad fue donde incursionó algunos samples de bandas conocidas como Flight Facilities o Daft Punk donde las manos comenzaron a alzarse como muestra de sincronía. Y para gozó de todas y todas su set terminó con mucho mejor ambiente del que inicio, dándose el gusto de tomarse una selfie y grabar un par de videos con los asistentes.
Coeurs, funk et électronique
Apostar por headliners distintos a la misma baraja de opciones siempre será un arriesgada decisión. En esta ocasión, fue con una banda que está en su auge musical, con tour mundial y sonidos más apegados al synth, funk, disco y electrónica.
L’Impératrice fue el acto principal de esta edición del Echoes. Viniendo directamente de Coachella, su anuncio sacudió a la ciudad y estados vecinos, siendo la banda parisina el principal motivo de gran parte de quienes hicieron el viaje a GDL y por supuesto de los locales que asistimos.
Mientras los mismos integrantes hacían el check de sus instrumentos, el público, que para minutos antes de las 23:30 logró la máxima asistencia del festival, dejaba escuchar los gritos, algarabía y muestras de cariño especialmente para Flore, la vocalista.
Uniformados y con un corazón a forma de distintivo que «palpitaba» al ritmo de la música y se sincronizaba con las luces del escenario, L’Impératrice ocasionó que desde el primer acorde de ‘Off to the Side‘ esa espera y cansancio por estar horas de pie valiera completamente la pena.
Sonrisas, manos al aire, gente bailando con los ojos cerrados. Todo era un increíble sentir. Fue un clic instantáneo banda-público. Tuvimos la oportunidad de verles en la ciudad como parte del Akamba en 2019, y para este 2022 se percibe un gran crecimiento como agrupación, musicalmente y en el show que nos otorgan.
‘Sonata Pacifique‘, ‘Submarine‘ y ‘Peur des filles‘ continuaban esta sesión dancística. Hay que destacar que Flore es una total front girl; interactúa con las personas, tiene distintas posiciones en el escenario, toca instrumentos, canta, baila. Es todo lo que una banda con los sonidos que ofrece L’Impératrice quisiera tener.
Era increíble como todas las canciones del set eran coreadas: ‘Erreur 404‘, ‘Vacances‘ y ‘Agitations Tropicales‘ tampoco fueron la excepción y así, cerca de las 00:45 hrs la banda francesa se despedía del escenario, bajo una lluvia de aplausos.
Aprendizajes, errores y motivación
Como mencioné antes, el itinerario cambió, y para mala fortuna de Roosevelt, salió a destiempo al escenario y aún con un retraso de casi 20 minutos, por lo cual inició su set pasadas la 01:30. Muchas personas ya habían tomado camino a casa o de regreso a los autobuses del transporte oficial. Creo que si habría tocado en su horario original, su show habría sido mucho mejor apreciado.
En formato full band e interpretando principalmente canciones de su reciente disco Polydans (2021) nos dio un buen y aceptable concierto, siempre se valora cuando la electrónica muta a formato con banda en directo, esperemos tenga su segunda oportunidad con la capital tapatía, lo merece.
Como todo debut, se tiene sus contras. Echoes musicalmente fue impecable. Que cada banda tocará mínimo una hora es algo muy aplaudible de parte de las y los fans de cada nombre en el cartel, pero hubo detalles que entendemos que conforme el festival crezca, se deben ir puliendo y mejorando.
Aspectos como la limitada oferta de comida -cuatro opciones y dos de postres-, además de la saturación, el que solo haya habido una barra, problemas con el sistema cashless según varias personas en redes, así como esa contraproducente parte de que se tratara de cuidar el ambiente cobrando un vaso reutilizable, pero no poniendo los suficientes contenedores para depositar basura sobre todo en el área de comida, choca con el concepto eco friendly que comunicaron.
Echoes fue el festival que nos trajo de regreso a la ciudad esa cansada, pesada pero disfrutable rutina que significa un evento de este perfil y la música en vivo. Echoes fue el festival de las y los amigos, de las parejas, el festival para bailar, disfrutar y convivir como lo hacíamos en los ya lejanos dos años sin un evento así.
Estamos seguros que este evento llegó para quedarse y será esa alternativa que ayude a la descentralización de los eventos masivos. Echoes fue ese sincronizado baile de unas hojas de árbol cayendo con la brisa primaveral.