Así vivimos el show de Thundercat en House Of Vans
Texto por Ernesto Cruz Yáñez (@joernie9607).
Fotos por Mon de León (@monlikesmusic).
Hay conciertos que no se dimensionan hasta que suceden, y menos cuando la Ciudad de México ha disfrutado una cartelera espectacular durante los últimos doce meses y las marquesinas con nombres de alto calibre se volvieron cosa de todos los días.
Así que antes de seguir, tomemos un segundo para reflexionar el tamaño de show que vimos en el House Of Vans el sábado pasado: Thunder -motherfuckin- cat, pieza clave en el To Pimp A Butterfly (2015) de Kendrick Lamar, productor ejecutivo de los últimos trabajos de Mac Miller y un referente en el fortalecimiento del vínculo jazz-hip hop-pop.
La verbena de los gatos jazz
La espina se quedó clavada desde que aquel show de mayo del 2020 se tuvo que cancelar por la pandemia y desde entonces parecía que era de esos shows de los que difícilmente se cobraría revancha; pero Vans, en esta misión incansable por ser una marca referente de la cultura urbana, también hace lo suyo por impulsarla, y para celebrar el primer año de «su casa» como centro neurálgico de una comunidad diversa e inquieta.
El público del show no era casual: todos sabíamos de qué iba el tiro y cómo estaba la movida. Entusiastas del vinilo, el streetwear, el diseño gráfico y la suela de waffle. Y ya adentro, reconocimos la playlist de calentamiento: Kaytranada, The O Jays, Drake y demás.
Como siempre en House Of Vans, el show inició puntual. Un acordé en el sintetizador y un despliegue contundente de las batacas para recibir a Thundercat, que en un traje texturizado con flores en rojas, blancas y doradas impuso la ley de su bajo.
Una hora y media de despliegue técnico pero sobre todo, diversión. Porque con todo y la precisión que requiere el Jazz y el Funk, Thundercat y su banda se la estaban pasando muy bien.
‘Dragonball Durag’, ‘Them Changes‘ y ‘Oh Sheit, It’s X‘ fueron los highlights de la noche en la que los tres músicos parecían 20 gracias a la energía y al diseño sonoro que tomó por asalto la cueva de Mixcoac.
«El problema de vivir es que ves a tus amigos morir»
Dijo Thudercat en alusión a las diversas perdidas que ha sufrido durante los últimos años, entre ellas la de Mac Miller. Y se nota que a partir de eso, Thudercat entiende que lo más importante en la música es sentir sin contemplaciones ni intereses externos.
El show acabó y todos nos fuimos felices. En el fondo, sabemos que será de esos conciertos legendarios de los que después se contarán mitos y leyendas porque al final Thudercat es eso.
Alcanzamos metro y ojalá también nos alcance la vida para regresar a House Of Vans en 2023 porque seguramente habrá más aventuras para nosotros. Feliz primer año.