Tenemos la muerte en la sangre, un purificante rito con Prayers en GDL
Txt por Miguel Preciado (@_miguelpreciado).
Ph por José Flores (@joseeflow).
El misticismo es esa experiencia que se alcanza por un grado máximo de unión entre el alma y lo sagrado. Acorde a cada visión personal, esta ideología va de la mano con el arte que Rafael Reyes plasma en su música y estética. Prayers es la forma en que el oriundo de Michoacán, pero que hizo su vida totalmente en California, canaliza esa energía que el amor, la muerte y la soledad le han acompañado en su existir.
Cada canción es un estandarte en su vida personal; le da el significado que necesita para desgarrarse la voz en cada nota y así transmitir el sentir a sus fans, una característica por la cual logra conjugar diversas expresiones socioculturales, como el arraigo existencial de la parte gótica y la pasión de la contraparte street o del ghetto.
Eso fue algo que desde la previa del concierto pudimos palpar, una sinergia cholo-gótica como el mismo Rafael la llama en las y los asistentes, personas que lucían sus mejores tatuajes alusivos a los demonios y deidades similares, hombro a hombro con otras donde los Dickies y gorras de los Raiders o LA que cubrían cabezas rapadas eran parte obligatoria del outfit, una bella postal si el black/death metal conociera al hip hop West Coast.
Vértices del alma
La mezcla que Prayers hace en su música es totalmente para bailar, cantar o gritar, así que para esa noche, las personas iban colocándose en su lugar, el que sería el definitivo, y tener la mejor vista de lo que sería un explosivo desfile de vehemencia ante la figura espiritual de Rafael.
A modo de guardianes y con machetes en mano, Mr. Chino y Glare recreaban un portal para que la magia de Rafael hiciera acto de presencia y con ‘Paloma Negra’ y ‘Gothic Summer‘, las dos primeras piezas que elevaron la potencia del público, Rafael no dejaba de mostrar su agradecimiento y notable emoción al ser la primera ocasión, que por diversos problemas con la justicia en Estados Unidos, puede visitar México, su país, como él mismo ha declarado.
Leafar Seyer, el alter ego que Rafael usa sobre el escenario, que es el medio para plasmar esa rabia social, se asomaba entre versos, pero a su vez, pudimos ver su lado más emocional y sensible al no contenerse cada que el público coreaba su nombre o el del proyecto, incluso llegando a las lágrimas al recordar a su madre al cantar ‘Perfect for You‘, que también tiene una clara dedicatoria a su esposa.
Energía espiritual
Prayers hizo del C3 tanto como una pista de baile, como ese refugio dark para drenar todas las emociones. ‘Mexica’, ‘Young Gods Never Die’ y ‘From God to Dog’ fueron estructurando la dirección del concierto, que para su parte final tuvo el clímax al interpretar la que se ha convertido en la favorita de muchos fans: ‘La Vida es un Sueño’, un canto total a no temerle a la muerte, una postura siempre presente en la actitud y vida diaria de la comunidad Chola.
Ese broche de oro fue donde Leafar saltó hacia el público, para recargarse de energía y tener cercanía con todas las personas, algo que solicitó en algunas ocasiones durante el show y que al final pudo recolectar y llevarse una inmensa dosis de cariño tapatío.
Prayers es un proyecto que toma sus raíces de distintas ideologías y dogmas de vida. Desde la muerte u ocultismo, lo Luciferino, hasta la magia, así como la cruda realidad que es crecer en el pandillerismo Californiano, no precisamente para hacer de su música un «retrato» de lo que otras personas no conocen, si no, para sanar el cuerpo, la mente y el brío. Escuchar a Prayers en directo fue una ceremonia purificante y vigorizante. Una noche donde entendimos nuestros demonios, más que rechazarlos.