Reseña de SAYONARA (2024) de Álvaro Díaz, para lxs que no saben decir adiós

Decir adiós es un proceso que mata, te lleva de un punto a otro, un día puedes estar bien, al otro regresar, y no está mal. Si alguien sabe contar esto es Álvaro Díaz, donde podemos decirle SAYONARA (2024) a Felicilandia (2021).  

Luego de muchos problemas para publicar el álbum, diversas listening parties y varios sencillos, el quinto disco de estudio de Alvarito ya está en plataformas digitales, pero hay varios puntos que analizar.

Y no es sólo la tardanza del disco, ni las letras de este o sus instrumentales, es más si realmente estamos ante un paso creativo distinto en la carrera del artista. SAYONARA (2024) a lo anterior y bienvenido lo nuevo, ¿no? Sería lo ideal.

Lo mejor es que SAYONARA (2024) se presta justo para ello, pues el álbum es conceptual y narra no una historia, sino todo un sentimiento. Con esta premisa, es el momento en el que Álvaro reflexiona sobre sí y puede comenzar una nueva etapa.

Fantasía fatal

TE VI EN MIS PESADILLAS‘ es el punto partida del proceso: tratar de hacer como que no está pasando nada, vivir la vida y seguir. Suena fácil, hasta que llega la hora de dormir, y estando solo, sale esa persona en tus pesadillas.  

“Yo tampoco quería decir adiós” es la frase que marca la debilidad mental en la que se suele caer cuando la relación ya no da para más, pero se debe de aceptar. Y no solo una relación, sino cualquier situación que rebasa las posibilidades de unx mismx.

Desde ‘KAWA‘ hasta ‘BYAK‘ vemos el despliegue de una parte del proceso que conlleva cerrar una herida, la negación, y es interesante cómo surge esta manera de evasión a la realidad con la fiesta y el alcohol. Notamos una similitud con la manera en la que nos relacionamos las nuevas generaciones en torno a situaciones de riesgo y análisis, y no sé si sea la mejor de las maneras.

Con colaboraciones de la talla de Feid, Tainy, Sen Senra y Rauw Alejandro, vemos el estilo más pulcro de Álvaro, quien en compañía va sabiendo que tarde o temprano tendrá que afrontar todo su sentir. Se siente como cuando sales con tus amigos a beber y te acompañan en tu dolor, justo así se sienten las colaboraciones.

Todo este punto en la parte rítmica vive su etapa más alta, con beats clásicos del género hasta experimentar con el dance, una muestra clara del trabajo de años.

Sanación e intriga

Toca afrontar el reto, que es aceptar que esa persona te debilita, y es donde llega Young Cister para ayudar a Álvaro con eso, y por más cosas que pasen, siempre va a caer. Este punto es el inicio de la siguiente etapa del proceso de sanación del puertorriqueño, donde llega el interludio que hace llorar a más de uno.

MAMI 100‘ al lado de Nsqk es ese punto donde tienes que hablarlo con quien te conoce mejor, y quien más que tu propia madre, quien se entera de la ruptura, y siempre tendrás su cobijo.

Es momento de crecer y afrontar esto, pero en el siguiente track, ‘EN PR NO HACE FRÍO‘ comienza la confusión: ¿Realmente quiere estar contigo o solo estamos jugando? Y en realidad jamás se sabrá la respuesta.

El primer paso

El siguiente capítulo es el inicio del cierre de esta historia, pues ‘MAJIN BUU‘ nos abre el espacio íntimo y sexual de las relaciones, de dejar todo por estar un rato juntos, y con flow sobre un beat pesado y múltiples referencias a Dragon Ball, comenzamos este viaje de reflexión.  

YOKO‘ es quizá la pieza más romántica compuesta por Jorge Álvaro, donde en una guitarra y voz, expresa ese deseo de elegir al ser amado antes que el éxito y el mundo entero, donde demuestra la vulnerabilidad que puede llegar a sentir el ser cuando está flechado.

Es en esta parte donde Quevedo entra a la escena, y pone a cuestionar a nuestro protagonista si quizás, quizás no era la persona ideal para ti. Todo esto nos lleva al inicio, y es que Ramona Flowers fue el primer sencillo de SAYONARA (2024), Álvaro nos estaba adelantando que el teníamos que comenzar con afrontar el problema de raíz y nunca lo pudimos ver.

Soberbia necesaria

FUNERAL‘ llega para ponerle fin al ciclo de SAYONARA (2024), de la mano de ARON pusieron el último clavo en el ataúd de la relación, donde el odio comienza a ser más, llegando al uno de los últimos ciclos de este proceso. Comentarios hirientes y un ego más elevado, en compañía de la nula intención de Álvaro por salvar esto, siendo inerte ante el fin, podemos decirle sayonara a todo.  

GOLDEN GUNN‘ es la versión egocéntrica de Álvaro, llevándonos de regreso a Hato Rey (2015), y esto hace sentido con el track anterior donde menciona que jamás cambió, y en este punto lo demuestra.  

Con cambios en el beat, flow y mensaje, Jorge demuestra su ilusión por seguir en esto, poder estar bien con él y tirar un poco de odio a quien ha copiado su estilo y concepto, también a lxs que hicieron que SAYONARA (2024) y su proyecto en general tropiece durante años.  

Narrativas rebuscadas

Las despedidas siempre dolerán, ya sea un amor, una amistad o un familiar. Decir adiós es algo que nunca estamos preparadxs para afrontar. El track homónimo, ‘SAYONARA‘, es ese abrazo a todxs lxs que han tenido que decir adiós sin quererlo.

Llegamos al final del disco con ‘NO LLORES SIN ME VOY‘ es el cierre perfecto para esta aventura de procesos, caminos y sentimientos, donde la guitarra acústica da el toque de despedida que hace ponerte la piel de gallina.  

Álvaro Díaz sigue siendo firme a su idea, generar conceptos dentro de su arte, y ser un apasionado con contar su historia, esta vez más real que nunca enfocado a un público joven que comienza a pasar por estas áreas de aprendizaje.

Pero esto puede llegar a ser cansado, pues llevamos años con la misma idea narrativa y los mismos conceptos utilizados una y otra vez en las canciones. Entiendo que es la «esencia» del artista, pero podría convertirse en algo tedioso, si es que no lo es ya.

Lxs fans que hemos crecido junto a Álvaro notamos cómo cada vez más el concepto es cada vez más rebuscado y hasta carente de toda novedad. SAYONARA (2024) es disfrutable por los momentos álgidos, las frases potentes y las producciones cargadas de un estilo único que han llevado a Álvaro a hacerse escuchar entre tanto artista similar.

Pero todo lo anterior nos pone a reflexionar si tan solo es momento de decirle SAYONARA a este proyecto, o siquiera a la idea concebible de que ya no es el mismo Álvaro Díaz del que nos enamoramos por su estilo poco usual en los años de Hato Rey (2015) o San Juan Grand Prix (2016).