High On Fire violó mis oídos y tengo miedo de contárselo a alguien

Ver a High On Fire en vivo es una experiencia brutal: sabes que será pesado, será fuerte, y que definitivamente Matt Pike no llevará camisa. Lo que no sabes es qué le depara a tu integridad física y mental. Antes de que comenzara el concierto, escuché a una chica preguntar: ‘¿Por qué tienen tantos amplificadores?’. Pronto, ella, yo y toda la colonia escucharíamos por qué.

Riffs, poder y agonía: así comienza la noche

El show arranca con el playback de la épica canción instrumental de su último disco, ‘Karanlık Yol’. El trío se ve contento de salir al escenario por el segundo día de su primera visita a México, pero eso es todo. No habrá más sonrisas los próximos 60 minutos. Armados con rigs de Orange y Marshall —suficientes para tres bandas— Matt Pike y Jeff Matz se preparan para abusar sónicamente de la audiencia, para eventualmente pasar a un solo de batería donde Des Kensel golpea los tambores hasta dejarlos aniquilados. Todo el tiempo se siente el duro metal aplastante, lleno de energía incendiaria y sonidos ensordecedores que hacían sentir como si tu cuerpo pasara por una trituradora sin fin.

Temas oscuros para almas metaleras sedientas de caos

Aunque el setlist se enfocó en temas de su último álbum de Cometh The Storm (2024), High On Fire complació a los fans leales con una mezcla de temas oscuros y pesados como ‘Sol’s Golden Curse‘ y ‘Last‘. Esto junto a hits clásicos sludge puro metalero como ‘Rumors Of War‘.

La banda se entregó al máximo en su nivel de agresividad, mientras el público respondió igual de dispuesto a recibir más y más abuso. El público no se limitaba a escuchar: era una especie de tribu metalera en trance. Brazos dándose put*azos de verdad en el slam, cabezas haciendo headbanging al unísono, cervezas volando por todos lados, la mota rolando sin que seguridad se metiera. El lugar parecía una auténtica tierra de nadie.

El impacto del metal con huev*s: puro gear letal

La presentación de High on Fire en Hipnosis el día anterior fue buena, pero la verdad es que el PA de un festival hace que cualquier banda suene fuerte. Lo que hizo especial el show de High on Fire en la Sala B del Foro Indie Rocks! fue que el PA más modesto del venue se llevó al límite con el impresionante volumen del gear de la banda. Sin filtros. Estoy seguro que no es legal tocar tan alto, una fuerza casi sobrenatural, imparable.

Los riffs se sentían tan físicos que podías notar las vibraciones haciéndote eco en el pecho y las paredes, llevándote al límite entre el éxtasis y la agonía sonora. El show terminó con ellos bajando del escenario vitoreados como grandes guerreros. Mientras tanto, sus instrumentos quedaban en el piso haciendo un feedback agudo e insoportable, que un técnico apagó un minuto después.

Demasiado para los oídos, perfecto para el alma

Esto no es apto para cualquiera; es un show muy de nicho, tan intenso que poca gente pedía el típico ‘Otra, otra’. Cuando terminó, escuché a la misma chica que preguntaba el por qué de tantos amplis decir: ‘Me duelen los oídos’. A mí también me dolían. Me sentía entre extasiado y desorientado, onda ‘Me asusta, pero me gusta’. Pensé que quizá necesitábamos un ‘safe word‘ para que la banda entendiera cuando ya era demasiado. Pero luego me di cuenta de que no serviría de nada: deben estar bien sordos ya y no escucharían nada, tampoco creo que les importaría.

Es algo visceral. Brutalmente bello para quienes entienden que el metal también es una forma de liberar, de enfrentarse a uno mismo a través del ruido. Gracias, Hipnosis, por mantener viva estas locuras. Si pueden traernos un show tan extremo como High On Fire en este formato, quién sabe qué otras locuras tendrán preparadas para los que vivimos sedientos de experiencias insanas como esta.

Fotos por Mon de León (@monlikesmusic).