Existimos por amor: Aurora en CDMX
Texto por Ariadna Escamilla (@vrnton).
Fotos por Luis Avilés (@luissaviless).
Es usualmente el lento caer de la noche lo que marca el regreso a casa después de un largo día. Sin embargo, en anocheres especiales, los destinos se invierten. A veces, se sale en busca del hogar, del sitio donde uno pueda en verdad ser. Y en la noche del sábado 15, unas cuantas almas fueron en busca de una casa construida a base de música. Una casa hecha de notas noruegas.
El Pepsi Center WTC comenzó a recibir a un mar de personas en una cita agendada y anhelada hacía meses. Outfits y maquillajes sacados de la fantasía y los cuentos de hadas, un aura de magia y sonrisas del nerviosismo más bonito, de ese que nace al verse por fin en la cumbre de un viaje largo, a punto de encontrar la recompensa final.
Tras encantar a Guadalajara por dos noches, Aurora aterrizaba en Ciudad de México para dejarnos entrar a su reinado. En la primera de dos fechas, con sold out y las emociones a mil por hora, la energía se mantuvo en su punto más alto desde el minuto uno, y explotó a lo largo de la noche a través de gritos, baile y lágrimas de felicidad.
Hannah Storm, también de Noruega, le dio inicio a una velada que terminó por confirmarse sería mágica. A Hannah se le aplaudió, se le coreó y se bailó y vibró con ella. Storm se vio conmovida por el público mexicano y la reacción no fue para menos; con una voz intensa y letras llenas de sentimiento y corazón, a Hannah habría que seguirla de cerca en los próximos años.
Let the river run wild
El reloj marcó las 21:00 en punto, y empezamos a vivir like heathens. Aurora hizo que todo lo de fuera dejara de importar y todos en el Pepsi Center se vieron unidos dentro de un mismo sentimiento. Una burbuja donde se podía existir de la forma más simple y liviana. Cantar y bailar eran las únicas obligaciones del momento.
Un setlist que fue de lo más reciente con el The Gods We Can Touch (2022) hasta el pasado con All My Demons Greeting Me as a Friend (2016), un juego de luces espectacular y un performance en el que bailarinxs y la misma Aurora hicieron temblar el escenario, crearon en conjunto un concierto que cumplió con todas las expectativas que se habían creado desde el anuncio del tour.
‘Heathens’, ‘Murder Song (5, 4, 3, 2, 1)’, ‘Through the Eyes of a Child’ y ‘The River’ fueron algunas de las canciones interpretadas y coreadas por un venue a reventar. ‘Este es el show más grande que he hecho’ declaró una emocionada y agradecida Aurora, a quien a lo largo de poco más de media hora de espectáculo nunca dejaron de lloverle regalos, desde los ya familiares peluches hasta detalles hechos a mano por fans que, claramente, la quieren como a una vieja amiga.
El cariño y la conexión fue mutua en todo momento. Abajo del escenario no se dejó de aclamar, y arriba nunca se dio menos que el máximo. El poder vocal de Aurora retumbó en el Pepsi Center, y así como recibió amor, lo correspondió, por ejemplo, a través de ‘Exist for Love’, modificando un poquillo la letra para finalizar con ‘And we exist for love, only for love. Y te amo, te amo, te amo.’
You have a home in my queendom
Aurora actúa de imán arriba del escenario. Es casi innato quedársele viendo y sonreír mientras baila y va de un lado a otro, mientras interpreta con voz, cara y cuerpo, y si bien es difícil quitarle los ojos de encima, lo que pasa entre el público es imposible de ignorar: Llantos de alegría e incredulidad, abrazos entre amigxs y armonía entre extraños. Gritos infinitos de ‘gracias’, los típicos ‘te amo’ y un íntimo y conmovedor ‘me salvaste la vida’. Ver lo que provoca Aurora es más que increíble.
El Pepsi Center pronto fue más que una simple sala de conciertos. En un instante, se convirtió en el lugar seguro, en el espacio e instante donde no importaba quiénes éramos o cómo nos veíamos; se podía simplemente dejarse llevar, y bailar, bailar y bailar. ‘Queendom’ y ‘Cure For Me’ pusieron en movimiento a cada uno de los presentes, y ‘Runaway’ marcó un grito compartido de liberación: todxs estábamos en casa, donde pertenecemos.
‘Giving In To The Love’ y las palabras de despedida ‘Nunca olvidaré esto’ de boca de Aurora marcaron el final de una presentación que deja testimonio del profundo y singular vínculo que se ha formado entre la cantante y el público de México, y todo el amor dado fue con justa razón.
Cuando uno se acerca a Aurora es difícil no verse atrapadx por una voz de cualidad divina. Y mientras más se le deja entrar, más complicado es no seguirle el juego. Le escuchas, le crees, le abrazas, y le terminas por querer. Porque Aurora canta, y de pronto, unx se ve libre, corriendo con los lobos.
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