#CoberturaCassini Pa’l Norte Día 01: Foo Fighters, las nuevas propuestas y el regreso de los festivales masivos
Y volvimos, luego de meses y meses, no solo de espera, también de miedo, incertidumbre y muchísima ansiedad, por fin volvimos a viajar, comer chilaquiles en algún puesto callejero de la ciudad destino y esperar a que sea el medio día para hacer la fila bajo el sol del esperado festival. En este caso, no tan obstante, Pa’l Norte prometió, pues fue el primer festival masivo en anunciar su regreso y con creces, sin austeridad. Un reto inmenso sabiendo que, según datos oficiales, el 11 de noviembre hubo poco más de 7000 casos. Arriesgado, pero lo tomamos, porque la duda persistía. ¿Cómo era ir a un festival masivo después de tanto tiempo?
El ingreso fue paulatino, algo lento, pero a quién se le ocurre llegar a plena hora pico en Monterrey. Luego del acceso, la gente ya comenzaba a caminar sobre el Fundidora. La gran maquinaria del parque combinaba bien con los llamativos colores de toda la parafernalia alusiva al evento.
El cubrebocas era evidente, ya una parte del outfit de nuestra generación; algunos combinados, con lentejuelas y otros sin siquiera portarlo. Alarmante la cantidad de asistentes que ni siquiera lo traían en su muñeca o en la barbilla para tomarle a su cerveza. Llega un momento en que te olvidas que aún sigue una pandemia.
Resonancia
Pero aún después de tanto, la música regresó al Fundidora a manera de festival. Las bocinas comenzaron a retumbar y la gente se apilaba en los escenarios sin importar el sorpresivo sol -puesto que indicaba un clima más templado-. Comenzamos la tarde con Ed Maverick, más pulido que en anteriores ocasiones. Fatídico que tenga que soportar más de 40 minutos con el sol dándole directo a la cara. Un set especial, luego de su participación el día anterior en el Pabellón M, Eduardo volvió a complacer a un escenario casi repleto, y eso que eran las 15:00.
WOS es de esos pocos casos que llegaron a un estrellato saliendo del mundo del freestyle, esto no es algo que pase recurrentemente; el también campeón internacional argentino llegó por primera vez a Monterrey, y aunque con un set corto, presentó su CARAVANA (2019) bajo un show enérgico y con bastantes puntos álgidos. En cierto modo, avivó la llama del escenario Fusión para lo venidero.
Algo que llama la atención es ver que la nueva camada de raperos mexicanos está regida por un par de principios fundamentales para su cultura: Respeto y unión. Esto se presenció en el show de MC Davo, con Dharius compartiendo escenario; ambos raperos representan “la vieja guardia” del hip-hop nacional, y es aún vigente su discurso de pioneros, sin caer en la soberbia, claro.
Con algo de retraso, Camilo Lara entró al Club Social, un escenario cubierto haciendo alusión directa a los emblemáticos festivales de electrónica foráneos. Las trompetas no faltaron, y la gente comenzó a bailar. La tarde caía, pero el calor no perdonaba. El compendio que posteriormente se juntó para División Minúscula fue caótica; nostalgia pura diría. Un mar inmenso de gente en un escenario que evidentemente “les quedó pequeño” a la agrupación tamaulipeca.
El regreso de los festivales masivos
Los sets más esperados estaban a nada de suceder; el horario de invierno nos regaló un atardecer más temprano que fue de maravilla con el set de Galantis; arrancó bien, canciones de su autoría, pero luego se tornó raro haciendo mezclas de distintas piezas más, hasta recurrir al localismo ondeando la bandera mexicana mientras ponía banda en las consolas. Sin embargo, los visuales decoraron el ya cielo oscuro del Fundidora, además de los delicados pero llamativos efectos especiales como disparos de fuego o pirotecnia.
La adhición de nuevos escenarios dio un espacio más avivado a más horizontes musicales, como la Villa Maravilla con propuestas más experimentales, el Club Social y su electrónica, el clásico Pilo’s Bar con norteño y corrido, y la más reciente suma: Oasis, un escenario cercano al principal con la funcionalidad de albergar más proyectos pertenecientes al trap, reggaetón o demás corrientes urbanas.
En lo que iba del día, AQUIHAYAQUIHAY, LAGOS, Ecko, Sabino y Don Patricio debutaban en este sitio, que más que un escenario, significó otro salto más a la búsqueda del festival verdaderamente ecléctico en el panorama de festivales en México. Poco de allá y poco de acá.
La noche terminó de cerrar con el acto más esperado desde el anuncio de este nuevo line up: Foo Fighters dio un concierto de dos horas, único en el país, con un álbum nuevo bajo la manga y con la efervescencia de más de 80,000 personas. Un grito ensordecedor potenció aún más las ganas de la banda en dar un espectáculo memorable y enérgico, el último tirón de energía luego de más de 12 horas sobre la fuerza de los inquebrantables tobillos.
El primer día de Pa’l Norte sirvió para rememorar todo aquello que hace aproximadamente 20 meses no vivíamos: El estar rodeado de miles y miles de personas con un único propósito, con un interés en común. Aún existe una pandemia, y los vestigios perduran, pero el concierto no puede detenerse, y menos ahora, que ya tomamos una bocanada de aire y nos preparamos para más.