Tool ofreció el último de sus tres conciertos en México, cerrando su paso por el país con una presentación en Calle 2, Guadalajara. La banda, fiel a su esencia, creó una experiencia envolvente en la que la música, los visuales y la atmósfera se fusionaron en algo más grande que un simple espectáculo.
Desde el inicio, la instrucción fue clara: nada de celulares ni cámaras. La prohibición, más que una restricción, parecía una invitación a vivir el momento sin distracciones, algo poco común en la era de las pantallas. Sin la posibilidad de registrar el concierto más allá de la memoria, el público se entregó por completo a la experiencia, sin más intermediarios que sus propios sentidos.
Los visuales jugaron un papel fundamental. Imágenes hipnóticas y patrones en constante transformación acompañaron cada tema, reforzando la sensación de estar dentro de un viaje sonoro y visual. La precisión de cada nota y la intensidad con la que la banda ejecutó su setlist hicieron que el tiempo se diluyera, dejando la impresión de que la música se expandía más allá del escenario.
Con su concierto en Guadalajara, Tool se despidió de México dejando claro por qué sus presentaciones son algo más que un show: son un ritual en el que la banda y el público se sumergen por completo, sin distracciones ni barreras.
Fotos por Julio Del Toro (@juliodtc).
