Empire of the Sun en Guadalajara, dioses del performance
Luego de un fin de semana festivo, de puente, viajes, festivales o hasta echar flojera, un concierto en martes parecía una idea pésima. Y más si el acto principal iniciaba a las 22:00. ¿A quién se le ocurría? Pero contra todo pronóstico, el show de Empire of the Sun en Guadalajara demostró ser un gran performance a nivel conceptual. Y también de los mejores shows del año.
Parece apenas ayer cuando un dúo australiano de electrónica y pop deslumbró al mundo con canciones llenas de optimismo y vibra como para aparecer en Radio Disney. El éxito desmedido Empire of the Sun se debió a su calidad musical, de producción y a todo el concepto que envolvía a la banda.
A mediados de los 2010s era extraño ver a artistas «disfrazados» de una manera tan estrafalaria. Si bien era algo que artistas venían haciendo desde hace décadas, como Björk, Prince, Bowie, Gaga, lo de Empire of the Sun fue particularmente especial.
Era la época de verse bien y deslumbrante para la foto de la recién lanzadas Instagram y Snapchat. Ver a Empire of the Sun en el mainstream era curioso. No solo por su vestimenta y el contexto sociocultural de esos años. El grupo ni siquiera era occidental. Y aun así, su música se posicionaba en los charts de pop y electrónica de los 2010s.
Estandartes o no de una generación, lo cierto es que Empire of the Sun tiene música completamente disfrutable y deliciosa al oído. Para bailar, brincar, gritar y lo que se suele hacer en un concierto.
Por eso es que buscarle una profundidad a la música de Empire of the Sun es ambiguo. Pero lo interesante no radica en las canciones en sí, si no en la manera de contarlas a través del performance que dieron en Guadalajara.
Historial previo
El dúo recién estrenó Ask That God (2024), el disco que marcaba su regreso a la industria luego de una especie de hiatus. Con tal motivo, anunciaron dos shows en México para presentar el disco y volver a los escenarios.
Particularmente en Guadalajara fue su segundo concierto, luego de presentarse en aquel Roxy 2017 cerrando el festival justo después del show de Morrissey. Icónico. Siete años después, el fandom creció, y a decir verdad no sé exactamente cuál sea el target.
La noche del 19 de noviembre en el Auditorio TELMEX se congregó el público más diverso que he visto en un concierto. Niñxs pequeñxs, señorxs mayores, adolescentes. De todo.
De alguna manera un público tan variado se encontró fascinado por dos australianos caracterizados de dioses y su concepto performático tan extravagante para el mainstream. Tanto así que agotaron un concierto de electrónica en martes. EN MARTES.
Primer acto: la nueva vida
El show se dividiría en cuatro actos. Cada uno de ellos con canciones y emociones en específico. Comienza el performance.
El primer acto comienza cuando vemos a bailarines sobre el escenario, en una pantalla que asemeja un portal, una tormenta y un huevo. El inicio de algo. De la vida podría ser. Empire of the Sun salió a escena y las canciones elegidas fueron ‘Changes‘, ‘The Feeling You Get‘, ‘Half Mast‘ y ‘Cherry Blossom‘. Tracks que resaltan por su naturaleza esperanzadora y llena de vida.
Esta primera parte concluyó con ‘We Are The People‘, escogida minuciosamente para dar inicio a una nueva etapa, un nuevo comienzo en un renovado mundo. ¿Quién nos trajo aquí? No lo sabemos realmente.
Segundo acto: el célebre caminar
Una vez dentro de este nuevo amanecer, el acto dos nos invitó a conocerlo. A caminar en la nueva realidad que estábamos conociendo. Es por ello que las canciones elegidas tenían la característica de ser más célebres y vivas.
‘DNA‘, ‘Television‘, ‘Music on the Radio‘ y ‘Revolve‘ hicieron olvidar a lxs asistentes que afuera era martes a las 23:00. Lo que ocurriera mañana no importaba. El nuevo mundo nos esperaba lejos de toda preocupación. Solo importaba el baile, el descontrol y la vida.
‘High and Low‘ y ‘Swordfish Hotkiss Night‘ dieron fin al segmento, con la euforia tocando el techo del TELMEX y con lxs habitantes del nuevo mundo regocijándose de la electrónica, las guitarras y las voces distorsionadas que salían de cada miembro de Empire of the Sun sobre la platea.
Tercer acto: siendo humanos
La capacidad de razonar, pensar y dudar nos hace humanos. Por eso los dioses que nos hayan traído a este nuevo amanecer nos pusieron pruebas en el camino. Y saben muy bien que los retos más complicados son contra unx mismx.
Las canciones del tercer acto fueron ciertamente más contemplativas y reflexivas. La homónima del disco, ‘Ask That God‘ nos llevó a un espacio para flotar libremente en los pensamientos más internos. Seguido ‘Happy Like You‘ y la esperadísima ‘Walking on a Dream‘, que abría las puertas hacia la ambición.
Cuarto acto: un nuevo comienzo
Volvió la tormenta del inicio. Justo cuando comenzábamos a vivir y adaptarnos a este nuevo mundo, los dioses nos dan un guantazo de realidad: todo es cíclico. Lo que empieza termina, y lo que termina empieza. No hay manera de pararlo.
Todo es efímero y realmente no importa. En algún momento todo terminará y seremos olvidados. ¿De eso se trató todo esto? ¿De comprender que el fin es el comienzo de algo que igualmente no importará?
Pero no hay porqué ponernos nihilistas, porque ‘Standing on the Shore‘ y ‘Alive‘ culminaron la performance con una dosis de esperanza para el nuevo futuro que nos espera. Las luces se encienden y nos damos cuenta que todo este tiempo Empire of the Sun fueron los dioses que nos acompañaron en este camino.
Empire of the Sun bajó del olimpo a Guadalajara
Que la música sea banal y con el único propósito de sonar bonito, no significa que no pueda tener un contexto conceptual que haga aún más interesante la experiencia.
Al final del día, en un mundo tan demarcado por el consumo rápido, este tipo de propuestas performáticas son enriquecedoras por darnos motivos para seguir asistiendo a conciertos. Nunca sabemos qué podremos encontrar y es la magia de la música en vivo.
Lo que aún no me quedó claro es si este es el nuevo mundo o el viejo y anticuado. La línea se vuelve cada vez más difusa.
Empire of the Sun ofreció en Guadalajara una experiencia performática que nos llenó de alegría, dudas, tristeza y euforia. Todos los sentimientos que el humano adquirió de los dioses para vivir en paz en el nuevo mundo que nos espera.
Fotos por Erandi Luna (@eranluu).