Reseña de All Born Screaming (2024) de St. Vincent, Annie Clark desenmascara sus mil rostros
Sin miedo a equivocarme, hoy en día son contados con los dedos de la mano los artistas capaces de crear melodías ligeras, nostálgicas y emotivas y transformarlas en segundos en piezas caóticas, violentas y crudas en un santiamén. Y Annie Clark es una de ellas.
La multi-instrumentista y cantautora mejor conocida como St. Vincent alardea en su séptimo álbum solista como quizá una de sus producciones mejor logradas de su carrera. En ella aterriza sus ideas inquietas en letras seductoras y extravagantes por igual, mientras la experimentación musical presume de tintes sombríos.
Si bien no sorprende su increíble virtuosismo en la guitarra, Annie vuelve a dejar en claro su comodidad al crear e interpretar sonidos sucios y distorsionados con claras alusiones al grunge noventero que nos recuerda su amor por Nine Inch Nails y Nirvana. No por nada Dave Grohl fue invitado a tocar la batería en ‘Broken Men‘ y ‘Flea‘.
Desde los orígenes de su carrera, la teatralidad ha sido estandarte de St. Vincent y aquí se mantiene como un foco central de Annie. Como prueba de ello es el videoclip de su último sencillo donde da muestra de su intensidad y una calidad visual estética impresionante.
Incansablemente crudo y emotivo
All Born Screaming (2024) funge como una travesía sonora de distintos géneros que revelan la versatilidad de St. Vincent incluso en los momentos bailables porque se da el lujo de explorar el funk rock en ‘Big Time Nothing‘ como si se hubiera dedicado a ello toda la vida.
En este mismo sentido, la violencia y crudeza de Annie tampoco lo son todo, y es que ‘Violent Times‘ cuenta con toda la energía y elegancia de una película de espías al más puro estilo de James Bond, con una orquestación espectacular de inicio a fin.
Conforme el álbum avanza, los riffs más sórdidos clásicos de Annie desaparecen y en cambio, la atmósfera general de ‘The Powers Out‘ te transporta a una zona más tranquila e introspectiva donde su voz es el verdadero elemento protagonista. Y no es queja.
Líder de culto
Las melodías de esta producción son composiciones memorables, se distingue la textura de los sintetizadores, la distorsión en la guitarra y su agresiva forma de tocarla es tan desconcertante como fascinante y se disfruta como pocos.
Odio comparar, pero al escuchar la guitarra de St. Vincent me rememora a Jack White y esa forma caótica, irregular y liberadora. Incluso a la propia Annie le fascina el exmiembro de The White Stripes y en 2018 quedó sorprendida cuando el propio Jack White tocó en el programa Saturday Night Live con la guitarra que ella misma diseñó en honor a David Bowie.
St. Vincent no solo buscar exaltar o inspirar al escuchar, también busca en sus letras ahondar con cierta frescura en el sufrimiento de la condición humana y, simultáneamente, revelar que la oscuridad del dolor significa que estamos vivos.
Como dato curioso, este el primer álbum totalmente autoproducido de Annie Clark y se nota al plasmar sus emocione sin complejo alguno sobre una amplia paleta de múltiples estilos que van desde el synth-pop, rock crudo, funk rock, pop y hasta la orquestación. Todo con el fin de convertirlo en su trabajo más directo y honesto.