Los20del23: 15: PetroDragonic Apocalypse (…) de King Gizzard & The Lizard Wizard

La clave para adentrarse en el universo de (quizá) la banda más prolífica de la última década (25 álbumes publicados en trece años) es fluir y sumergirse en su vasta discografía con la mente abierta, comprometerse 100% con la causa y tener la voluntad de disfrutar la experiencia que ofrece cada álbum. Ellos siempre tendrán un poco de todo para todos.

Por otro lado, a los ya iniciados en el Gizzverse en realidad no les sorprende la exorbitante cantidad de música estrenada año con año, sino la calidad constante albergada en cada una de sus producciones. Se agradece la recurrente experimentación sonora, la improvisación e interpretación de múltiples instrumentos, la exploración en distintos géneros y sobre todo, la libertad creativa al componer.

Stu Mackenzie, líder de King Gizzard & the Lizard Wizard

Después de estrenar cinco álbumes y un compilado de remixes en 2022, Stu Mackenzie y compañía tomaron su tiempo para escuchar las peticiones de su fiel comunidad y cumplirles su mayor anhelo: una continuación del poderoso Infest the Rats‘ Nest (2019), su primer álbum enfocado en el thrash metal.

Su nueva aventura titulada PetroDragonic Apocalypse; or, Dawn of Eternal Night: An Annihilation of Planet Earth and the Beginning of Merciless Damnation (2023) es una declaración de intenciones tanto lírica como musical, porque siguen evolucionando y continúan creando álbumes conceptuales con una identidad propia y originalidad.

Soundtrack para el fin del mundo

En esta su segunda incursión en el thrash metal, la banda aprovecha dicho género para crear un arco narrativo que combina su ya tradicional obsesión con la muerte y destrucción como vehículo para visualizar el futuro desastre climático que se avecina y la inminente guerra de clases sociales en un intento por escapar.

Sin perder su estética, el álbum repleto de dragones, hechiceros y monstruos se aparta del concepto político de su predecesor y aquí adopta un enfoque menos literal, adentrados en un mundo de fantasía, siniestro, extravagante y de exploración psicológica

Los australianos juegan con su amplio conocimiento léxico y logran mezclarlo con un espíritu ambientalista en ‘Motor Spirit‘, agregan criaturas mitológicas como Beowulf en ‘Witchcraft‘ y fantásticas de forma brutal en ‘Gila Monster‘, quienes para algunos pueden resultar bastantes serias y para otros exceden la tontería.

Ruidos brutales provenientes del apocalipsis

El álbum goza de un amplio abanico sonoro que ya desearían muchas bandas especializadas del género actualmente y consiguen destacar cada instrumento. Musicalmente pusieron más atención a los detalles de ingeniería, producción y mezcla que rodean al mundo del heavy metal, pero sin perder su esencia.

Tanto Stu, como Joey y hasta Cook no solo presumen riffs duros y espesos al más puro estilo de Sleep o Pantera, también deslumbran con solos de guitarra tan agresivos y veloces que recuerdan a Kerry King y Hanneman de Slayer, a Dave Mustaine de Megadeth o incluso a la mejor versión de Kirk Hammet durante la versión más thrash de Metallica en los ochenta.

Una de los elementos más disfrutables es el impecable sonido del bajo interpretado por Lucas. En cada track del álbum las progresiones suenan potentes, con amplio protagonismo y a diferencia de discos anteriores donde se sentía poco aprovechado, aquí es clave.

Como ejemplo claro, en ‘Dragon‘ el bajo sirve como puente en el estribillo y durante todo el track se nota el salvajismo de Lemmy en Motörhead y la clara influencia Cliff Burton, una vez más recordando la etapa de Metallica en el Ride The Ligtning (1984).

Aún con la pérdida de Eric Moore en la segunda batería, quien sí participó en el predecesor Infest the Rats’ Nest (2019), no se nota su ausencia en ningún momento de las siete canciones gracias al virtuosismo de Cavs que hace retumbar con furia las percusiones, haciendo gala de su rapidísimo doble bombo.

Por lo general, el metal suele ser un género agresivo y en gran parte, un ejercicio de sobreestimulación, de sentirse abrumado y golpeado en cada nota, y precisamente estos vaivenes rítmicos son los que mantienen alta la adrenalina y King Gizzard & the Lizard Wizard saben cómo manejar los tiempos.

Un homenaje a sus héroes del metal de antaño

En múltiples entrevistas, la banda ha mencionado que su acercamiento al thrash fue en principio por escuchar a Metallica en su adolescencia y es fascinante la forma en cómo King Gizzard & The Lizard Wizard logró con dicha influencia a Hetfield y compañía lo que muy pocas bandas dedicadas exclusivamente al metal han conseguido. 

Me explico: Al ser King Gizzard una banda más cercana al rock progresivo y con un vasto conocimiento musical al deambular por decenas de géneros, fue más fácil para ellos recrear los ritmos irregulares que Metallica implementó en sus primeros álbumes y más específicamente en …And Justice for All (1988).

Estos elementos no son hechos casuales, son componentes fundamentales y necesarios para que Metallica fuera Metallica y King Gizzard supo interpretarlos y plasmarlos en este álbum.

En conclusión, si bien su acercamiento al heavy metal/thrash metal con Infest the Rats’ Nest (2019) fue un prometedor primer intento de la banda hacia su buena fe en el género, podemos certificar que PetroDragonic Apocalypse… (2023) resultó la promesa cumplida.

Su graduación dejó más que satisfechos no solo a sus fans, también a los puritanos del género quienes les dieron el visto bueno y arroparon como si este fuera el trabajo de una banda de metal de tiempo completo.