Alerta por olas salvajes de surf: Wavves regresó a México una década después

Fotos por Mon de León (@mondeleon).

Parece pronto, pero hace quince años Wavves visitó la Ciudad de México por primera vez en el antiguo Salón Tijuana donde muy (MUY) pocas personas acudieron. Era complicado imaginar que aquella banda independiente sobreviviría tanto tiempo en una escena tan complicada, pero lo lograron y en el Foro Indie Rocks demostraron porqué.

Hace ocho años Wavves no visitaba México, tristemente en 2020 nos perdimos el tour del décimo aniversario de su material más relevante debido a la pandemia y la fecha que originalmente sería en noviembre se reagendó con el riesgo de ser cancelada. 

A la CDMX le hacía mucha falta un concierto así de poderoso, emocional, punk y comprometido con su esencia. El sonido estridente de las guitarras, el vómito en pleno escenario de Nathan por estar crudopedo dos días y literalmente minutos después aventarse al público mientras el poderoso grito de “my own friends hate me, but I don’t give a shit” durante ‘Green Eyes’ retumbaba con fuerza en toda la casa de la Roma.

El concierto fue corto, no duró siquiera una hora, pero ni eso fue objetivo de quejas porque sin duda fue brutal y enérgico de inicio a fin como buen show surf punk de Wavves. El setlist de 15 canciones fue un auténtico viaje al pasado y sinceramente nostálgico hacia una época donde lo único importante era saber cuántas materias reprobarías mientras ahorrabas tus pasajes para echarte unas chelas con tus amigos.

Al final, durante la salida, las caras de los asistentes eran de satisfacción y agradecimiento porque Wavves fue todo lo que se esperaba de ellos. No solo homenajearon la mayoría de su álbum icónico, también recordaron temas de su EP Life Sux (2011) y hasta se dieron el lujo de tocar Nine is God su canción exclusiva para Grand Theft Auto V.

El tiempo fue benévolo con Nathan Williams y compañía porque su consistencia y grandes esfuerzos recompensaron su fe, particularmente con King of the Beach (2010). Dicho álbum se volvió estandarte de una generación veinteañera que se sentía representada por ideales liberales y el autodesprecio, tal como Nathan lo hacía en sus canciones, y actualmente esa misma generación hoy vive preocupada por un depresivo mercado laboral. Gracias Wavves por hacernos olvidar de los problemas cotidianos y recordarnos que la vida es más que trabajar sentado detrás de un escritorio.