Qué increíble ha de ser estar tan enamorada. O ser la persona amada. Saber que alguien te quiso tanto como para inspirar canciones así. Moisturizer (2025) de Wet Leg es, sin exagerar, un disco de amor.
¿Cuántas formas hay de decir ‘te amo’? Estoy casi segura de que Wet Leg encontró muchas y las repartió a lo largo de estas doce canciones. Es un recorrido por distintas versiones del amor: desde la dulzura más ingenua hasta el deseo más desesperado. Hay canciones que simplemente quieren decir ‘te quiero’ como salga, aunque suene cursi, aunque dé pena, aunque no sea cool. Y ahí está su magia.

¿Hay rabia en el enamoramiento?
Mucha gente se quedó con la idea de que Wet Leg era solo una banda sarcástica, irónica, medio absurda. Y sí, eso estaba en su primer disco: ese humor medio resignado, la actitud ballsy y una horniness descarada y divertida. Pero Moisturizer (2025) no borra eso, lo reacomoda. Esta vez la ternura toma el centro, sin que pierdan esa energía irreverente que las hace especiales.
El debut estaba envuelto en dobles sentidos y una distancia emocional que funcionaba como escudo. Ahora esa coraza se baja. La ironía, el deseo y la incomodidad emocional siguen ahí, pero conviven con canciones vulnerables, idealistas, ridículas incluso. Y eso lo hace tan vivo, tan real.
Moisturizer (2025) es un diario desordenado de alguien que se enamoró y no lo puede contener. Hay momentos que son puro enamoramiento lindo, como ‘Davina McCall‘ y ‘Pokemon‘. Otros donde asoma la rabia, la frustración o el sarcasmo que conocimos en su debut, como ‘catch these fists‘ y ‘mangetout‘. Lo mejor es que todo cabe. Wet Leg ha sabido desarrollar muy bien quiénes son y hacia dónde van, sin que los mensajes ni los sonidos se sientan contradictorios.
Y hay algo en cómo canta Rhian que lo eleva. No solo hay evolución técnica (que la hay), sino emocional. Crea distintas versiones de sí misma según lo que pide la canción: a veces suena frágil, otras confiada, otras juguetona, otras con una dulzura desarmante. No parece forzado. Más bien se siente como si cada track naciera de una etapa distinta del mismo enamoramiento.
¿Cómo suena enamorarse?
Musicalmente, Moisturizer (2025) mantiene el sello de Wet Leg, pero con una dirección más emocional, más suave por momentos, y más atrevida en otros.
Abre con ‘CPR‘, que más que darte la bienvenida, te lanza directo a esa mezcla rara entre querer y urgencia. Tiene un bajo medio funk, sirenas, y una energía que es sexy y medio caótica al mismo tiempo.
Desde el inicio se nota que la banda creció. Ahora son un quinteto oficial, y eso se escucha: hay más cuerpo, más capas, más presencia. Todo se siente más completo, sin perder esa energía juguetona que siempre han tenido. Las guitarras suenan sucias, a veces suaves, otras con rabia, y siempre acompañan el estado emocional de lo que se está cantando.

Hay canciones con riffs como ‘pillow talk‘ o el primer sencillo ‘catch these fists‘, que suena densa, sucia y súper sexy, y otras como ‘pond song‘, ‘liquidize‘ u obviamente ‘davina mccall‘, que son pura ternura, pero sin caer en lo cursi barato. Tienen ese encanto del pop bien hecho, con melodías pegajosas que no te sueltan.
La producción también cambió. Sigue siendo Dan Carey, pero ahora todo suena más contenido, más claro. Menos saturación, más intención. No hay nada que sobre. Los sintes están ahí cuando tienen que estar, el bajo sostiene las canciones, las guitarras tienen su momento justo.
Moisturizer (2025), un nuevo camino, igualmente intenso
Este no es un disco que quiera llamar la atención con fuegos artificiales. Más bien, se siente como si te dijeran: esto somos ahora, así suena estar enamoradas, así suena desear, así suena entregarse. Y esa sinceridad también está en el sonido.
Wet Leg no abandonó su esencia: simplemente la expandió. Siguen siendo sucias, sexys, confundidas, insolentes. Pero ahora también son dulces, ridículas, cursis, y emocionales. Y se nota también en cómo suena cada parte del disco. Más que una evolución, Moisturizer se siente como una apertura: como si ahora dejaran que todo lo que son entre en el estudio.
No sé si Moisturizer (2025) sea su mejor disco (aunque para mí es fácilmente uno de los mejores que han salido este año), pero sí es el más valiente.
Y sí, sigue siendo horny, descarado y libre. Pero también es dulce, honesto, abiertamente emocional. Esa combinación no es fácil de lograr. Pero ellas, y la banda entera, lo hicieron. Y lo grabaron todo.
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