El alter ego electrónico y la cascada visual de Yann Tiersen en GDL

Txt por Miguel Preciado (@_miguelpreciado).
Ph por Desireé Ramírez (@desyfree).

Con Kerber (2021) bajo el brazo, experimentando su lado más electrónico, Yann Tiersen incluyó al país en la gira de presentación, tras varias exitosas fechas en GDL hace unos años, no pudo faltar en el tour y para completar la gira con paradas previas en CDMX, QRO para posteriormente ir a MTY.

En esta ocasión, la previa del evento se sintió algo fugaz, la gente llegaba y entraba a su lugar al faltar minutos para que el show diera inicio, ya que el inicio se tenía programado para las 20:30 y luego de que el invitado anunciara que no podría participar esta ocasión, el multi instrumentista francés subiría directamente a la tarima del Teatro Diana, nadie quería perderse el mínimo detalle del inicio.

Kerber (2021) y el vagaje multi-sonoro

Sí, el dieciseisavo disco en el historial de Yann es el más diferente, más no experimental. Recordemos que Tiersen tiene un largo historial como músico tanto de estudio, como en directo, es capaz de incursionar en sus conciertos: teclados, violín, acordeón, guitarra, sintetizadores o elementos más detallados como xilófonos y hasta una máquina de escribir.

Cuando desmenuzamos su trabajo en estudio, uno puede encontrar sin problema enfoques al experimental, minimal y avant-garde, inclusive algunas piezas de post-rock por lo cual, esa dualidad lo posiciona como uno de los músicos Franceses más icónicos en las últimas décadas y favorito en el público nacional.

Así como ha pasado por la gama de géneros y experimentación en directo, Yann Tiersen propuso para esta gira un show audiovisual, tal cual los grandes exponentes de la electrónica de vanguardia envidiarían, el escenario para esta ocasión se olvidó de lucir como una orquesta, para enfocarse a las pantallas y mesas donde las transiciones de electrónica tomarían la batuta.

Resonancia sensorial

Quizá fue la sorpresa de algunos asistentes o la intriga de otros el saber a qué hora montarían los instrumentos característicos, siendo así que en las primeras canciones del set generó murmullos, otros tantos se notaba que conocían los vestigios de esta gira y esperaban lo mejor que un formato A/V puede ofrecer.

El audio y el acomodo de los asientos en el Diana siempre ha favorecido a los eventos, pero en esta ocasión se lleva una nota extra ya que al tener un punto de visión que logra los noventa grados, las proyecciones eran disfrutables desde primera fila, hasta las partes altas de la luneta, la inmersión fue completa y totalmente apreciable.

Digno de cualquier festival de electrónica de nicho, Yann Tiersen condujo a las y los asistentes por cerca de una hora y quince minutos a través de texturas sonoras desde beats apaciguados, picos sonoros hasta ambientes que coqueteaban con el IDM los cuales enmarcan los tracks de su más reciente disco, incluyendo pistas del 11 5 18 2 5 18 (2022) en una especie de reestructuración con nuevos temas y usando algunos del Kerber (2021) para lograr esta unión que plasma en la gira.

El show lucía como un DJ live, pero fue más allá. Los timbres de elementos electroacústicos se percibían tenuemente entre los beats, las proyecciones en las pantallas aportaron cierta narrativa en la que se iban enlazando track con track, para hacer de un conjunto de piezas, una total.

Quizá no fue la versión que esperaba la mayoría, pero tener la oportunidad de presenciar las facetas de los grandes artistas de nuestra generación también es completamente válido. Que un multi instrumentista que ha compuesto OST para películas icónicas, que ha incursionado en diversos géneros musicales y que ha marcado musicalmente la escena minimalista y contemporánea, exponga este alter ego es una experiencia para enmarcar en el historial de conciertos tapatíos.

Yann Tiersen logró mutar un público «clásico», a uno en el cual quedaba pasmado ante el despliegue tecnológico y conceptual, eso lo hacen los grandes artistas.